La autonomía ha sido desde un principio el talón de Aquiles de los smartphones. Los usuarios han demandado desde hace años una mejora en este apartado de las prestaciones, pero la tendencia de los fabricantes fue, durante una etapa, la de optimizar otros elementos y componentes tales como pantallas, procesadores y cámaras, además de estilizar cada vez más la carcasa –diseños ultra finos y pesos pluma-. Un buen ejemplo lo tenemos en el catálogo de Samsung, donde se refleja esta tendencia con claridad en sus anteriores smartphones Samsung Galaxy. Sin embargo, si echamos un vistazo a los modelos presentados a partir de finales de 2015 se aprecia un importante cambio en lo que a la capacidad y duración de la batería se refiere.
La trayectoria de Samsung en el mercado de los smartphones es cuanto menos interesante desde muchos apartados, pero en esta ocasión hemos querido centrarnos en la autonomía de sus equipos. El lanzamiento de los Samsung Galaxy S6 y Galaxy S6 Edge tal vez podamos fijarlo como un momento crucial en este apartado. Y es que los portaestandartes fueron foco de críticas en el apartado de la duración de la batería. Desde entonces, los surcoreanos parecen haber tomado nota puesto que desde entonces hemos empezado a experimentar una nueva tendencia en muchos de sus nuevos modelos: baterías de mayor capacidad.
Smartphones con mayor batería y autonomía, ¿nueva tendencia?
Los usuarios quieren más batería
Y no por capricho. Lo cierto es que es una necesidad puesto que, a pesar de las alternativas en forma de baterías externas, quedarse sin batería a mitad del día puede generar muchos inconvenientes. Lo queramos o no, el smartphone se ha convertido para una gran mayoría en elemento electrónico indispensable para el día a día (e incluso la herramienta de trabajo) y prescindir de éste de forma obligada por quedarse sin batería es algo más que un contratiempo. Si a todo esto añadimos que la autonomía de anteriores generaciones de smartphones, en la mayor parte de las ocasiones –teniendo en cuenta un uso medio o intensivo-, no permitía disfrutar ni tan siquiera de un día de duración, el problema se agravaba.
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Por suerte, la tendencia de los fabricantes parece haber cambiado en mayor o en menor medida por la presión de los clientes. Si bien el hecho de que los phablet empiecen a proliferar en proporciones estratosféricas han tenido mucha culpa –mayor tamaño de pantalla demanda más energía a la batería- compañías como Samsung han comprendido que vender equipos que garantizan una autonomía extendida es un buen escaparate para sus Samsung Galaxy.
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Los Galaxy S6, principio de un cambio
Para muestra un botón y en este aspecto las críticas recibidas por los escasos 2.600 y 2.550 mAh de las baterías de los Samsung Galaxy S6 Edge y Samsung Galaxy S6 pueden fijarse como punto de inflexión a este respecto. Aunque con anterioridad ya había modelos Samsung Galaxy con baterías de mayores proporciones que la media, desde finales de 2015 podemos apreciar cierto cambio en este apartado técnico. De hecho, los mismos Samsung Galaxy S7 y Samsung Galaxy S7 Edge de este año han mejorado ostensiblemente con baterías de 3.000 y 3.600 mAh de capacidad, algo que los usuarios han agradecido enormemente. Pero si éste es el caso más notorio por la trascendencia de la gama Galaxy S, podemos echar un vistazo a otros equipos lanzados posteriormente.
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Modelos con hasta 5.000 mAh
Hoy mismo comprobamos cómo el Samsung Galaxy S7 Active ofrecerá a los potenciales clientes una autonomía muy desahogada. Si bien el anterior modelo, el Samsung Galaxy S6 Active, salía a la palestra con batería de 3.500 mAh, la firma mejora ese registro en el nuevo modelo con una de 4.000 mAh. Un dato muy a tener en cuenta no solo por su capacidad, sino a su vez por las 5.1 pulgadas de su pantalla (uno de los elementos, junto a la conectividad inalámbrica, que más energía demandan).
Pero tenemos más casos que ponen de manifiesto el interés de Samsung por ofrecer mejores registros en lo que a la autonomía se refiere. En la serie Samsung Galaxy A de 2016 apreciamos cómo modelos como los Samsung Galaxy A9 Pro, Galaxy A9, Galaxy A7 e incluso los más modestos como el Galaxy A5 albergan en su interior baterías de 5.000, 4.000, 3.300 y 2.900 mAh respectivamente. Del mismo modo los nuevos Samsung Galaxy C7 o Samsung Galaxy J7 demuestran la línea del cambio con batería de 3.300 mAh. Si contrastamos estos datos con los modelos de 2015 podemos apreciar cómo las capacidades eran muy inferiores. Tal vez el contraste más sonoro sea el del Samsung Galaxy A7 de 2015 y 2016, dos generaciones a las que les separan una diferencia de 700mAh de carga.
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Sin duda, una mejora que los usuarios agradecerán y que en parte se debe a la capacidad de los fabricantes para optimizar el gasto energético de los distintos componentes, pero también por la miniaturización de los mismos y habilidad para diseñar compartimentos internos que permiten equilibrar la balanza entre el volumen necesario para dar cabida a este tipo de baterías y ofrecer diseños con grosores atractivos. No debemos olvidar a su vez las tecnologías de carga rápida que reducen el tiempo para abastecer de electrones a las baterías, especialmente en esas de mayor capacidad que en otros tiempos requerirían un tiempo extra para alcanzar el 100% de su carga.
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No olvidéis que podéis utilizar el comprador móvil de MovilZona para contrastar la mejora en la capacidad de la batería de las distintas generaciones de los Samsung Galaxy, así como el resto de características técnicas.