En ocasiones se nos olvida que un teléfono móvil, por mucho que nos acompañe en nuestro día a día, no es más que un dispositivo electrónico, con componentes muy pequeños, como una placa base con amplificadores y un microprocesador. Como cualquier otro dispositivo con piezas electrónicas, debe estar protegido del calor y el frío extremo.
De las bajas temperaturas ya hablamos cuando Filomena asoló medio país el pasado mes de enero y ahora que estamos pasando sucesivas olas de color, es oportuno advertir de lo que le puede suceder a tu móvil si no lo cuidas bien estos días. La electrónica del terminal es sensible y puede dañarse si se expone a temperaturas extremas, motivo por el cual no debes dejarlo al lado de la ventana a pleno sol, en el salpicadero del coche en un día caluroso o, en definitiva, bajo la luz solar directa.
Di adiós a los componentes de tu móvil
Con tantos microchips y componentes internos dando vida a nuestro teléfono, es normal que tengamos que protegerlo del calor. La batería del móvil es una de las partes que más puedes perjudicarse en verano pero no sucede algo muy diferente con la pantalla, el procesador, e incluso el software del equipo.
Ten en cuenta que el sobrecalentamiento del teléfono, que puede apagar cualquier móvil solo sin que hagamos nada, también puede ser causado una ejecución de gráficos que exprimen la GPU, el uso de aplicaciones altamente exigentes, las funciones multitarea o la comprobación perpetua de conectividad por parte del teléfono. Si a ello le sumamos el calor del clima, el coctel puede ser mortal (para el móvil). Incluso, puede darnos la sensación de que el smartphone se ha vuelto ‘loco’.
El rendimiento es uno de los primeros síntomas de que debemos poner a la sombra el móvil o dejar de usarlo un tiempo. Un teléfono ya está produciendo calor, incluso en un día fresco, debido al uso de semiconductores y, cuando se agrega calor del medio ambiente, los sistemas que alimentan al dispositivo tienen que trabajar más duro y, en consecuencia, volverse menos eficientes. En este caso recomendamos también restringir el uso del GPS.
Pero es que, más grave aún, es el tema de la pantalla. Las finas capas líquidas de un panel de cristal pueden hincharse bajo unas condiciones de temperatura elevadas, lo que repercute en que el vidrio puede agrietarse. No hablamos de grandes roturas, pero si seguimos dejando el móvil al sol, no dejaremos de dañar el display.
Si hay un componente que sufre como ningún otro con el calor, es la batería. Las baterías de iones de litio tienen dos problemas principales. El primero es que envejecen más rápido de lo normal y, el segundo, es que son sensibles al calor. Las temperaturas superiores a 30 grados centígrados ponen en riesgo esta celda, no solo aumentando el riesgo de sobrecalentamientos, sino de degradación de su vida útil.
¿Cómo refresco el móvil en verano?
Enfriar un móvil excesivamente caliente es muy sencillo: abandónalo. No decimos que lo dejes perdido en cualquier lugar, sino que dejes de inmediato de usarlo y te dediques a disfrutar de tus vacaciones o tiempo libre. Si no puedes apagarlo, siempre puedes tratar de usar el teléfono dentro de un espacio con aire acondicionado.
Si te es imposible conseguir esto, otra opción es usar una aplicación como Cooler Master que se encarga de monitorear la temperatura del dispositivo para mantener el calor a raya. Pero claro, hazla caso y cierra aplicaciones que consuman excesivos recursos para reducir el uso de la CPU y bajarla unos grados.