Los iPhone son unos de los teléfonos más populares y deseados del mercado. Cada año, millones de personas esperan con ansias el lanzamiento de los nuevos modelos, que prometen innovar y mejorar en aspectos como el diseño, la cámara, el rendimiento o la batería. Sin embargo, no todo es perfecto en el mundo de la manzana mordida y yo no soy de esos fans locos que se lanzan a por los teléfonos como si fueran el súmmum de la tecnología, porque no lo son.
Sí, es cierto que son terminales muy elegantes, con un sistema operativo envidiable, una potencia abrumadora y unas cámaras que, sí, son la envidia de muchos fabricantes, aunque tampoco son excelentes. Lo que pasa es que hay una cosa que me impide disfrutar plenamente de estos dispositivos, y es su carga rápida. O, mejor dicho, la ausencia de ella.
La carga rápida es, nada, una minucia, una tontería, una simple función que permite recargar la batería de un teléfono en mucho menos tiempo que con un cargador convencional. Fuera de bromas, es muy útil para aquellos momentos en los que tenemos prisa o necesitamos un extra de energía para seguir usando nuestro móvil, ya que las baterías que duran semanas nunca van a volver a ver la luz. Sin embargo, los iPhone tienen una carga rápida muy limitada, que no se compara con la de otros teléfonos de gama alta.
La carga rápida, el gran lastre de cualquier iPhone moderno
Según Apple, los iPhone 15 Pro, los más nuevos y flamantes del fabricante, pueden alcanzar una potencia máxima de 20W con un cargador compatible, lo que les permite recargar el 50% de la batería en unos 30 minutos. Esto puede parecer suficiente, pero si lo comparamos con otros teléfonos que pueden llegar a 65W o incluso 120W, nos damos cuenta de que se queda muy corto. Con estas potencias, se puede recargar el 100% de la batería en menos de una hora, e incluso en menos de media hora.
¿Por qué Apple no mejora la carga rápida de sus iPhone? Porque no quiere, así de simple. Hay quien encuentra una posible explicación en querer proteger la salud de la batería, ya que una carga demasiado rápida puede generar más calor y desgaste. Sin embargo, esto no parece ser un problema para otras marcas, que han desarrollado sistemas de refrigeración y gestión térmica para evitarlo. Además, los iPhone actuales, con un uso normal y sin carga rápida, pueden ver como en un año la salud de la celda ha empeorado en un 15%.
Otra posible explicación es que Apple quiere vender sus propios accesorios, como el MagSafe, que tiene una potencia de 15W y se conecta al iPhone mediante imanes. Pero, bueno, también se pueden poner a la venta accesorios más potentes (y caros, que eso le gusta mucho a los de Cupertino).
Sea cual sea la razón, lo cierto es que la carga rápida de los iPhone es absurda. Hasta que no trabajen con velocidades superiores a los 65W, no me interesan. Y ahora que los iPhone 15 Pro tienen USB tipo C 3.0, pueden hacerlo, pero no quieren. Es una pena, porque por lo demás son unos teléfonos excelentes, pero esta limitación me hace decantarme por otras opciones más baratas y con carga deliciosa.