El iPhone 14 Pro ha sido uno de los smartphones más esperados del año y, como apasionados a la tecnología que somos, no podíamos esperar mucho para hacernos con él, ni siquiera a una de las breves ofertas que suelen aparecer en Amazon. Y maldito el día en que lo hice.
Todos estamos de acuerdo en que los teléfonos de la marca entran por los ojos. Y no es para menos. Además de lucir un diseño exquisito, con una pantalla brillante y una cámara mejorada, el iPhone 14 Pro ha sido elogiado por muchos críticos por su calidad y rendimiento. Lo que pasa es que, hasta que no lo compras, y lo usas un par de semanas, no ves su lado oscuro.
Y no me refiero solo a que apenas haya evolución respecto a lo visto el año pasado, algo de lo que ya estábamos todo avisados antes de comprar el móvil y que se ha convertido en uno de los grandes problemas de la firma desde hace año. No, lo que tanto me duele es otra cosa…
Lo bueno
El teléfono rezuma calidad de componentes por sus cuatro costados. En cuanto a la pantalla, el iPhone 14 Pro cuenta con una pantalla Super Retina XDR de 6,1 pulgadas con True Tone y HDR ProMotion de 120 Hz. La pantalla tiene una resolución de 2.532 x 1.170 píxeles y una densidad de píxeles de 460 ppp con una luminosidad de 2.000 nits y un contraste de 2.000.000:1. O sea, un pantallón.
En cuanto a la cámara, el iPhone 14 Pro cuenta con un sistema de cámara trasera triple que incluye un sensor principal de 48 MP, un ultra gran angular de 12 MP y un teleobjetivo de 12 MP. La cámara frontal es de 12 MP y cuenta con enfoque automático. El iPhone 14 Pro también cuenta con nuevas funciones de cámara como el modo cine 4K HDR a 30 fps y el modo macro. O sea, un camarón.
Y como procesador, tenemos su Apple A16 Bionic, que es más rápido que cualquiera del resto de móviles Android, con una CPU de 6 núcleos y una GPU de 5 núcleos con un 50% más de ancho de banda de memoria. Osea, potencia exagerada.
Pero…
Lo que sucede es que, aunque el iPhone 14 Pro tiene muchas características impresionantes, también ha recibido críticas por su precio elevado y por ser una evolución discreta en comparación con los modelos anteriores.
Pero no es de eso lo que me quejo como usuario, sino de lo irrisoria que resulta su batería. En serio, Apple prometerá una hora más de reproducción de vídeo que lo visto en la generación anterior, pero no sé de donde se ha sacado esos datos. La realidad es que el teléfono, tanto en invierno como en verano, se calienta como un demonio, y esto, entre otras cosas, hace que la autonomía del teléfono sea de risa.
No es que esté usando el móvil todo el rato, pero la realidad es que a veces cuesta llegar al final de la tarde con un porcentaje de batería de más de 2 cifras. Y si a eso le sumamos la irrisoria tecnología de carga rápida que hace que tenga que estar 3 horas conectado a un enchufe, cuando con las decenas de teléfonos Android que hemos probado, en una hora casi alcanzamos el 100%, acaba desesperando.
Ojalá Apple mejore, y de verdad, su batería en el iPhone 15 Pro, pero conmigo que no cuenten. Ya he picado, y pecado de tonto, una vez.