Mañana va a ser un día importante ya que será el momento en el que conozcamos qué es lo que Apple tiene preparado para los próximos meses. Se sabe que llegarán dos iPhone 6 de diferentes tamaños y, también, que un ‘wearable’ podría hacer aún más trascendente lo que vivamos en el Flint Center. El iWatch.
Pero aunque Apple enseñe cómo será su iWatch, muchos creen que los de Cupertino ya están llegando tarde al mercado de los relojes inteligentes, dejando que golpee primero una competencia que, comandada por Google, han tenido tiempo de desarrollar un sistema operativo específico que están respaldando las principales tecnológicas. ¿Y eso? Bueno, los de Tim Cook nunca han sido muy amigos de seguir el camino que marcan los demás aunque al final parezca que, en ciertos lanzamientos, lo hayan hecho…
¿Y cuál es ese camino? Por el momento, estamos ante un mercado en el que las apuestas han cambiado radicalmente en los últimos meses, donde hemos pasado de dispositivos con un diseño poco trabajado a otros modelos que realmente son muy atractivos para el gran público. Los Moto 360 o LG G Watch R han sido la demostración de que el futuro de los smartwatch no tenía por qué ser cuadrado y que a pesar de estra hablando de tecnología, había hueco para diseños elaborados.
Pero ha sido Samsung la que ha puesto un elemento que podría dar al traste con algunos modelos que acaban de salir y que bien podrían haber tenido la virtud de adelantarse, pero el defecto de no haberlo hecho bien al 100%. El Gear S da un serio aviso al mercado señalando por dónde podrían ir los relojes inteligentes del futuro, dejando a un lado los móviles y cualquier vinculación con ellos. Es más, parte del éxito para que estos dispositivos lleguen a un mayor número de clientes podría pasar por ahí: desnudarlo de cualquier complicación derivada del uso obligatorio con otro aparato (móvil, tablet, etc.) y volver a lo que es la esencia de un reloj, que funciona de manera independiente.
Y en estas llega Apple mañana con una Keynote donde casi al 100% podremos ver su nuevo iWatch. Un dispositivo que, a diferencia del iPhone 6, no se han filtrado ni fotografías ni nada concreto más allá de unas pocas pinceladas sobre su hardware. ¿Llega tarde el ‘wearable’ de los de Cupertino?
Pues tal vez lo más fácil sería decir que sí, pero en otras ocasiones en las que Apple no es la que ha llevado la voz cantante ha dado muestras de que les importaba bastante poco lo que dijeran los demás. Cuando todos le pedían un móvil ‘low-cost’ lanzaron el iPhone 5c a 600€ y ahora con el iWatch, seguramente, no vamos a encontrarnos ante un dispositivo de 150-250€ como la mayoría de Android Wear que han sido presentados recientemente. Apple apuntará de nuevo a lo alto, a su gama ‘premium’ permanente en la que vive desde el primer iPhone de 2007.
¿Eso ya basta para pensar que podría ser un éxito instantáneo, que deje lo conseguido por Motorola y su Moto 360 (que ha agotado todas las unidades a la venta a las pocas horas) en un hito menos importante de lo que nos parece ahora mismo? El tiempo dirá, pero el iWatch ahora mismo, y a falta de más información, no deja de ser otra pata más dentro de un ecosistema compuesto por software, hardware y servicios y, por lo tanto, la primera alternativa a tener en cuenta por quienes poseen un iPhone, un iPad, un Mac o lo que quiera que lancen algún día y que sea compatible con este reloj inteligente.
Para un usuario de Apple no existirá ni Android Wear, ni el LG G Watch o cualquiera de los Gear de Samsung… salvo que quiera dar el paso de irse a por el Gear S que, gracias a su conectividad 3G, le permite funcionar sin estar vinculado a un smartphone. Sea de la marca y el OS que sea. Solo en ese punto podría temer algo Apple con su iWatch pero, ¿y si son ellos los que escogen ese camino con un reloj ‘independiente’? ¿Tendrían algo que temer los demás?
El iWatch llegaría tarde en una situación de mercado abierta, en competencia directa de unos contra otros, pero con dos bandos tan separados por sus sistemas operativos y por todos los servicios vinculados a ellos, es complicado pensar que Apple haya medido mal los tiempos de llegar al mercado. Máxime cuando sabe que cada novedad que pone en las tiendas acaba por convertirse en un producto de culto gracias a la legión de incondicionales que les sigue desde hace muchos años.
Por cierto, ¿pensáis vosotros que llegan tarde?