Seguro que en alguna ocasión te has encontrado con una publicidad en tu móvil que te ha hecho pensar durante unos segundos. ¿No es mucha casualidad que un anuncio publicitario aparezca cuando has estado viendo contenidos similares? La publicidad digital funciona así, y es un entramado tan complejo que llega a niveles realmente preocupantes como el que te vamos a contar.
El último caso de publicidad sospechosa llega con las aplicaciones desinstaladas, ya que una serie de herramientas llamadas rastreadores de desinstalación están permitiendo conocer a los desarrolladores qué usuarios están desinstalando sus aplicaciones, para así poder lanzarles publicidad relacionada con el único objetivo de volverlos a recuperar.
Una práctica que viola las políticas de Apple y Google
Compañías como Adjust, AppFlyer, MoEngage, Localytics y CleverTap están detrás de estas prácticas, ya que ponen a disposición de sus clientes (los desarrolladores) rastreadores de desinstalación dentro de una suite completa de herramientas. Según han podido declarar algunos responsables de estas compañías a Bloomberg, la decisión de cómo usar estas herramientas depende de los propios desarrolladores, y aseguran que si violan la confianza de sus usuarios “no les irá bien”.
Lo interesante del asunto es que entre la lista de clientes de estas empresas se encuentran algunas como Spotify y Yelp, aunque ninguna de las marcas ha querido realizar comentarios al respecto.
¿Cómo funcionan los rastreadores de desinstalación?
En líneas generales, esta herramienta aprovecha algo tan sencillo como las notificaciones push. Estas notificaciones se utilizan para alertar en segundo plano al usuario sobre actualizaciones de software o nuevas entradas en redes sociales. Esta llamada es una especie de método para hacer ping al otro lado del usuario, una acción que cuando no recibe respuesta, se puede interpretar como que el usuario ya no la tiene instalada en su sistema. Y es ahí donde entra en juego la siguiente fase.
Con dicha información, los desarrolladores tienen la posibilidad de modificar el ID de publicidad para dirigirlo a ese teléfono que desinstaló la aplicación, de forma que el usuario se vería perseguido por la publicidad incluso teniendo la aplicación desinstalada.
Una herramienta muy valiosa que no se usa correctamente
Que un desarrollador quiera saber cuántos usuarios han desinstalado su aplicación es totalmente lícito, pero otro asunto es el utilizar esa aplicación con fines no demasiados éticos como el poder saber quién exactamente ha realizado dicha acción para posteriormente “recriminarle por ello”. Parece que esta práctica es más común de lo que muchos podrían pensar, así que veremos cuánto tardan Apple y Google en poner freno a estos métodos.