El Motorola Moto G ha sido uno de los teléfonos más esperados de las últimas fechas, ya que desde su presentación se intuía que podría cambiar la percepción de la gama media de los terminales Android. Su fusión de hardware adecuado y un precio competitivo (sólo 175 euros) ha demostrado ser, cuando menos, atractiva.
La verdad es que cuando comenzamos a probar este modelo, la primera idea que se viene a la cabeza al ver lo fluido que funciona el sistema operativo es que parece algo casi increíble, y la verdad es que esto simplemente demuestra que un SoC Snapdragon a 1,2 GHz y 1 GB son más que suficientes para que todo funcione muy bien, siempre que el sistema operativo esté optimizado. Y, la verdad es que es así… y eso que es Android 4.3, cuando KitKat sea de la partida en el Motorola Moto G la experiencia será incluso mejor.
También el diseño del terminal es de lo más llamativo, con un acabado atractivo y con carcasas intercambiables. Es más, la integración de la carcasa trasera con el cristal delantero es excelente. Esto, lleva directamente a comentar el apartado de la pantalla, que es de 4,5 pulgadas y con calidad HD… lo mejor que hemos visto en un modelo con su rango de precio.
Pero no todo puede ser perfecto, y al probar el Motorola Moto G comprobamos que la cámara trasera de este modelo no es precisamente buena, ni en calidad ni en la rapidez del autoenfoque y disparo. Y, otro detalle que no nos gustó nada, es la ausencia de NFC, una interfaz inalámbrica cada vez más utilizada y que, al menos en Android, no debe faltar nunca.
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