Todavía estamos lejos del lanzamiento de la conexión 6G para móviles, ya que está previsto para el año 2030. Pero los fabricantes ya están empezando a trabajar en la conectividad y sus mejoras respecto al 5G, aunque quizá no sea tan bueno como piensas. Esto se debe a que unos investigadores han descubierto brechas de seguridad graves en las nuevas tecnologías que emplea esta nueva clase de red.
Esto ha sido desvelado por un estudio realizado por diferentes universidades, las cuales han estado indagando sobre las metasuperficies programables, una de las nuevas características que acompañan al 6G. Estas consisten en una red electromagnética que se integra en los objetos cotidianos para optimizar los canales de comunicación. La clave de esta tecnología radica en que servirá para potenciar y aumentar la velocidad por encima incluso de las mejores redes inalámbricas que funcionan 5G. Sin embargo, la vulnerabilidad que presenta esta funcionalidad ha quedado puesta en evidencia tras la investigación que se ha llevado a cabo.
La seguridad del 6G en entredicho
El gran problema que presenta el 6G para móviles es que los hackers lo tienen muy fácil para llevar a cabo dos nuevos ataques sacando provecho de las debilidades de estas metasuperficies programables. El mérito del descubrimiento se lo llevan los investigadores que provienen de las Universidades de Pekín, Sannio y el Sureste. Asimismo, el estudio ha sido publicado en Nature Electronics e indica que estas dos clases de ataque (activo y pasivo) se basan en la principal novedad de esta conexión. Los investigadores Lianlin Li, Vincenzo Galdi y Tie Jun Cui afirman lo siguiente:
«La naturaleza abierta de la comunicación inalámbrica significa que los datos y las señales están esencialmente a la intemperie, lo que hace que el riesgo de ataques a nivel físico sea una preocupación importante».
Los piratas informáticos pueden aprovechar esta metasuperficie del 6G con la mala intención de espiar las interacciones entre dos dispositivos para interferir la señal, como por ejemplo la de un router para disminuir la velocidad de descarga. Este sería el caso del ataque pasivo, mientras que el ataque activo consistiría en enviar datos falsos a un usuario mientras espía su conexión. Lo peor de todo esto es que, actualmente, resulta muy complicado de detectar al delincuente.
Esta investigación puede ser muy útil
Debido a que todavía queda mucho camino por delante hasta el lanzamiento oficial del 6G para smartphones, los profesionales que han llevado a cabo el estudio esperan que esta investigación sea de gran ayuda para los próximos años. La seguridad de los usuarios es un elemento fundamental y encontrar brechas tan vulnerables en una de las tecnologías para móviles más esperadas no debe ser normal.
«En la actualidad, nos centramos en desarrollar defensas específicas contra los ataques a la capa física, explotando estrategias como la formación de haces, la interferencia cooperativa con ruido artificial, la modulación indexada y la modulación adaptativa».
El comienzo del despliegue del 6G parece estar previsto para el año 2030 según indican los fabricantes. Hay tiempo por delante para solventar la situación y ofrecer una opción segura a prueba de ataques cibernéticos.