En abril se montó un gran revuelo a raíz de que unos desarrolladores descubrieran que el iPhone 4 recopilaba información personal sin consentimiento de los usuarios, lo cual suponía una vulneración de la privacidad. Meses más tarde conocemos la primera resolución de una demanda en Corea del Sur.
Las nuevas tecnologías han proporcionado al usuario mejoras sustanciales, pero a su vez se han convertido en un arma de doble filo. Podemos ver un ejemplo en el conjunto del smartphone y el ecosistema de aplicaciones que potencia sus funcionalidades. Más en particular las redes sociales y la integración de los servicios de geolocalización han supuesto una revolución para el usuario, pero también han cambiado las reglas del juego y tienen su lado oscuro.
Cara y cruz del asunto
En abril se destapaba que el iPhone 4 recopilaba información privada que se almacenaba en un archivo en el teléfono llamado consolidated.db, sin tan siquiera cifrarlo y que podía ser interpretado por la herramienta iPhone Tracker. Posteriormente se sincronizaba con el PC al conectar el smartphone por medio de iTunes. Y de ahí, ¿a dónde iba a parar? Según Apple esa información no ha sido utilizada para fines comerciales ni se han facilitado a socios ni terceras partes. Los de Cupertino ofrecieron la versión de que esa información, que se trataba de lugares recopilados por el GPS del iPhone 4, valía para acelerar la geoposición del usuario y facilitar el funcionamiento de ciertas aplicaciones.
Sin consentimiento
El problema viene porque esa información estaba expuesta, sin cifrado, además de que el propio usuario no era advertido de esta funcionalidad constituyendo una violación de la privacidad. Si a esto unimos posibles motivos ocultos y el interés que Apple podría tener por esta suculenta información para optimizar la publicidad integrada en aplicaciones la trascendencia de la situación empeora.
Tras conocer la noticia que corrió como la pólvora por la Red Steve Jobs se pronunciósobre el supuesto fallo de seguridad y afirmó que esos datos no eran almacenados por los servidores de la compañía. Pocas semanas después liberaba una actualización que corregía esta función.
Las consecuencias legales
Pero la corrección de esta posible vulnerabilidad de seguridad y la propia privacidad de los usuarios no sirvió para que algunos de estos decidieran presentar batalla legal. Incluso algunos bufetes de abogados empezaron a mover ficha para presentar acciones legales conjuntas, demandas colectivas. Hoy conocemos la primera resolución de la demanda que interpuso un cuidadano surcoreano por el registro de la situación geográfica del iPhone 4. Kim Hyung-suk ha ganado y Apple ha sido condenada a pagarle una indemnización de 946 dólares. Según la abogada del chico, Mirae Law, los de Cupertino abonaron dicha cantidad el mes pasado, información de la propia compañía no ha confirmado.
¿Veremos otras resoluciones en el futuro? ¿Prosperarán esas demandas colectivas anunciadas en su momento por abogados en EEUU? De confirmarse, será interesante comprobar la reacción de Apple y los acuerdos económicos que podrían haber de por medio.