Una cosa es anunciar el adelanto de una tecnología, y otra muy distinta es ponerla en los escaparates de las tiendas, o en estos tiempos, en los catálogos online de las webs de compras. Por eso, con respecto a la posibilidad de que los smartphones puedan ser flexibles, pese a que muchos fabricantes se han lanzado a prometer que dentro demuy poco estarán disponibles, parece ser que la realidad es bien distinta a como la cuentan.
Pese a que muchos, como es el caso por ejemplo de LG, no se cansa de vaticinar que en 2018 el 40% de los smartphones serán flexibles, sí que parece a todas luces que pueden ser pronósticos partidistas ya que es una se las empresas que está apostando por este tipo de terminales. Lo mismo sucede con Samsung, que para 2015 habla de que tendrá disponibles móviles plegables. Casualidad o no, se trata de los dos fabricantes que en estos momentos tienen móviles curvos en el mercado, y, casualmente, les está costando venderlos.
Por aquí puede venir uno de los primeros problemas: su elevado coste. Más cercano a los 1.000 dólares que a otra cosa, estos terminales, de momento los curvos, son excesivamente caros. Por lo tanto, y sin miedo a equivocarse, un experto en la materia, el director de marketing del grupo de negocio de pantallas de Applied Materials, Max McDaniel, ha manifestado que los smarthpones flexibles y que posteriormente sean totalmente plegables tardarán en llegar por lo menos 10 años.
La utopía de smartphones flexibles
Según ha explicado McDaniel a Bloomberg mostrándoles un centro de I+D, uno de los principales puntos de fricción es una tecnología de pantalla escurridiza llamada “diodo orgánico emisor de luz”, también conocida como OLED. Su tecnología es muy eficiente, pero tiene un problema muy serio: su coste. La producción en masa de esta tipo de pantallas supondría un gasto de dinero que de momento no se ha sabido controlar. Se trata de materiales que con una sola mota de polvo pueden dejar de funcionar, explica McDaniel, ya que están realizadas al vacío para que tengan esa capacidad de torsión.
Otro problema que han detectado es que pese a todo, las pantallas OLED no tienen una vida útil excesivamente larga, por lo que cobrar al usuario un sobre coste por un terminal que le durará poco, de momento no parece muy lógico.
Para el analista de investigación de mercado IHS, Vinita Jakhanwal, las pantallas curvadas y flexibles podrían representar el 16% del mercado en al año 2023, en comparación con menos del 1% de este año. Cree que para 2016 podrían estar listas las primeras pantallas flexibles, pero no piensa que sea una comercialización masiva, ni que llegue a todos los usuarios.
Fuente: Mashable