En la última promoción para sus terminales Galaxy, Samsung anunció que ofrecería gratuitamente el último disco del rapero Jay Z en primicia antes de su lanzamiento. Y lo ha hecho, a través de una aplicación muy cuestionable ya que pide acceso a cualquier dato sensible del terminal como la posición GPS, los números a los que se han llamado, las cuentas de redes sociales y hasta el ID del dispositivo.
Samsung ha ofrecido el último disco del rapero Jay Z en primicia para sus usuarios de teléfonos Galaxy, pero parece que esconde una pequeña, o no tan pequeña, trampa. Para acceder a él hay que instalar la aplicación «JAY Z Magna Carta», disponible en Google Play y sólo compatible con Galaxy S4, Galaxy S3 y Galaxy Note 2.
Hasta ahí nada anormal pero como podemos leer en el New York Times, Samsung a través de esta aplicación exige el acceso a casi toda la información personal y sensible que hay en el terminal como podemos ver en este pantallazo.
Permiso para recopilar la información almacenada, las herramientas del sistema, la posición GPS, las comunicaciones y hasta las llamadas para algo que, supuestamente, sólo es el regalo de un disco de música. Según continúa el artículo de Jon Pareles en NYT, además también exige el acceso a elementos como el estado del terminal y la identidad del usuario en Google.
Por otra parte, la aplicación también se cuela en las redes sociales del usuario, algo tampoco muy diferente de otras que te piden «publicar» en tu nombre y que a la postre son bastante indiscretas (recordemos esos deslices de los políticos y sus puntuaciones en diferentes juegos mientras están en el congreso).
Sin embargo, «JAY Z Magna Carta» exige cosas como twittear obligatoriamente para promocionar cada canción del disco si queremos desbloquear las letras de los temas. «Esto parece indicar que tanto Jay-Z como Samsung no confían en que los fans difundan este contenido», sentencia agriamente Pareles. Pero aún no ha acabado la cosa ya que la aplicación, además, pide acceso a las aplicaciones que también están en ejecución.
En resumen, Samsung regala, supuestamente, un album de música pero a cambio pide un acceso, en nuestra opinión exagerado, a los datos más privados del terminal como la posición del GPS, los números de teléfono, las llamadas, las redes sociales, los datos almacenados, etc. Una minería de datos de incalculable valor tanto para el fabricante como el cantante estadounidense que llevan a pensar si Samsung no ha hecho el «regalo» más caro de la historia a sus usuarios y si vale la pena pagar el precio de la absoluta violación de nuestra privacidad por un disco gratuito.