Inspirado en algunas pruebas que ya hemos visto en más de una ocasión, el vídeo que os mostramos a continuación muestra la resistencia del Nokia Lumia 900 y de su pantalla que, entre otras cosas, es Gorilla Glass. No solo se ha utiliza un martillo para clavar un punta sobre ella, sino que el propio teléfono se ha usado como mazo.
Las mejores pruebas de resistencia de los terminales son precisamente las que nos muestran en vídeo la dureza de las pantallas, su capacidad para no arañarse y en algunos casos la resistencia al agua. El Nokia Lumia 900 tiene una carcasa construida de policarbonato preparada para soportar caídas, raspones y golpes. En la parte anterior, la pantalla viene protegida con el sistema Gorilla Glass de la empresa Corning y que se ha convertido en la dueña, prácticamente absoluta, del mercado en este aspecto. Estas prestaciones ya las conocíamos, lo que no habíamos visto nunca es a alguien intentando clavar, por ejemplo, una punta sobre su pantalla.
El vídeo nos muestra cómo se ha intentado clavar una punta sobre la pantalla y cómo después el teléfono es usado como martillo. Para realizar este test, desde Nokia Conversations, comentan que pidieron a dos de sus ingenieros Mike Myers y Chris Ruble que pusieran a prueba el Nokia Lumia 900. Por supuesto, la empresa no se responsabiliza del daño causado en el terminal en el caso de que decidamos hacer la misma prueba. Digamos que maltratar intencionadamente al equipo no está cubierto por la garantía.
La prueba
Esta prueba está inspirada en un vídeo realizado a uno de los terminales de la empresa Sonim cuya característica principal es una carcasa y pantalla muy resistentes, no solo a golpes, sino también a la entrada de agua. Tras ver el vídeo gemelo en Internet, los mencionados ingenieros estaban de acuerdo en que el Lumia 900 también podría superar al test del martillo. Y no ha sido el único, porque el Nokia Lumia 710 también fue sometido a esta prueba que pasó igualmente. Al parecer, los dos ingenieros tenían plena seguridad de que la pantalla no se dañaría en absoluto y que no solo resistiría los ataques del clavo, sino que el propio terminal podría ser usado como martillo sin consecuencias. Evidentemente, se trata de una prueba límite del hardware y damos por hecho que a nadie se le ocurre hacer eso con el teléfono, por tanto, cualquier acción de menor entidad, no debería dañar la pantalla.