A falta de una semana para comenzar julio, se avecina la primera gran ola de calor en toda Europa que se espera azote la Península desde el próximo miércoles. Si bien tendremos que tomar las pertinentes medidas de precaución para nosotros mismos, nuestro móvil no es inmune a las altas temperaturas y también tendremos que cuidarlo del calor sofocante, si queremos evitar sorpresas en forma de averías.
Según la AEMET se espera que las temperaturas superen los 35ºC en amplias zonas del interior peninsular; aunque también es es bastante probable que se alcancen o superen los 40ºC en áreas del centro. Estas altas temperaturas pueden ser muy perjudiciales para nuestro smartphone y es que la calor afecta a la duración de batería directamente, si no tomamos las medidas adecuadas. Aunque nuestro terminal puede funcionar correctamente a esas altas temperaturas de ambiente, hay factores que pueden hacer que el interior del móvil se convierta en un auténtico infierno.
Controlar la temperatura
En líneas generales, se recomienda que la temperatura adecuada para el rendimiento óptimo de nuestro móvil esté en 25ºC, estando su máxima en unos 50ºC, llegado este límite los problemas de funcionamiento no tardarán en aparecer. Para ello tendremos que procurar que el terminal esté siempre a la sombra, evitando la exposición directa de los rayos del Sol. Si estamos utilizando el smartphone a altas temperaturas, es recomendable evitar usar aplicaciones que aumenten el rendimiento del procesador, lo que conlleva un aumento interno de la temperatura. Los juegos con mayor exigencia gráfica suelen ser los causantes de este aumento de temperatura, que sumado al calor exterior podrían deteriorar nuestro smartphone. Puede ser buena idea tener siempre una herramienta de control de temperatura, como Cooler en el caso de Android.
El móvil intenta «auto-protegerse»
Que los procesos comiencen a ir lentos o se detengan por temperatura excesiva, no es sino una medida de protección del propio smartphone, que tiene como objetivo reducir el calor interno a que están siendo sometidos los componentes electrónicos. Muchos componentes entran en un estado de consumo mínimo, lo que hace que la cobertura baje, la pantalla reduzca su brillo o que el flash no funcione.
La batería es otro de los elementos de nuestro smartphone más sensibles a los cambios de temperatura. En este caso sus cargas pueden ralentizarse o ni siquiera cargar, debido a la degradación de los compuesto químico. Si el caso llegase a ser extremo y el terminal se viera afectado por un calor extremo, la batería podría llegar a hincharse de deteriorarse completamente, afectando incluso a la estructura del móvil.
¿Y si ya es tarde?
Si ya es demasiado tarde y el teléfono se ha calentado en exceso, es posible que comencemos a notar problemas en la carga, la pantalla, la conexión a redes o incluso un bajo rendimiento al usar cualquier app o abrir diferentes tareas. En este caso lo recomendable en primera instancia es apagar el dispositivo cuanto antes y llevarlo al ambiente más fresco que sea posible. Debemos quitarle cualquier carcasa o funda que tenga puesta para facilitar la refrigeración. Es recomendable ponerlo delante de un ventilador o aire acondicionado, pero nunca cometer el error de meterlo a la nevera, ya que podría deteriorar sus componentes internos debido a la humedad. Una vez que el teléfono ha vuelto a su temperatura normal podremos volver a encenderlo.
La solución para jugones
Si eres un jugón nato y ni las altas temperaturas van a pararte este verano, puede ser recomendable que te hagas con algunas carcasa para el móvil que tenga refrigeración incorporada. Echa un vistazo a la que os dejamos justo debajo y que hará que las partidas de PUBG o Fornite sean más «frescas» cuando el calor azota.