¿Hasta qué punto son productivos los smartphones para alumnos y profesorado en las aulas? El Gobierno de Castilla La Mancha parece tenerlo claro dado que dicho organismo ha aprobado durante los últimos la nueva ley de la Infancia y Adolescencia que, entre otros puntos, prohibirá el uso del teléfono móvil en clase. La medida puede extenderse en España dado que otras Comunidades Autónomas estudian implantar modelos similares. Sin embargo, existen centros en los que se aplican métodos distintos donde el smartphone cobra protagonismo académico. ¿Cuál es la elección más acertada?
A estas alturas, los smartphones forman parte de nuestras vidas. Tanto es así, que nos acompañan allá donde vayamos. Sin embargo, esta dependencia por el teléfono móvil plantea distintos inconvenientes en ciertas situaciones. Tal es el caso de los estudiantes en las aulas, donde el uso del móvil se ha convertido en un todo un debate. ¿Considerarlos como una herramienta más de trabajo y apoyo escolar o prohibir su utilización para evitar «distracciones» y problemas mayores?
Un precedente
La última medida tomada por Castilla La Mancha vuelve a reflotar un tema candente que afecta al sistema educativo y a todos sus actores. ¿Prohibir o permitir el uso del smartphone en Institutos y colegios? El gobierno manchego ha tomado la iniciativa al aprobar una ley con la que no será posible hacer uso del teléfono en clase. De este modo se termina con la independencia con la que contaban los centros de la Comunidad para decidir en esta materia. Ahora solo se contempla la utilización del móvil en situaciones excepcionales debidamente acreditadas, tal y como recoge el diario La Vanguardia.
De forma paralela se sabe que la Xunta de Galicia valora una iniciativa similar, la cual debate la aprobación de una ley como la anunciada por Castilla La Mancha. En el punto opuesto se encuentran los catalanes, que descartan una regulación y mantienen el poder de decisión de los centros educativos. No obstante, esta laguna regulatoria propicia que se den situaciones muy dispares.
Así, por ejemplo, en poblaciones como Malgrat de Mar se prohíbe su uso e incluso recomiendan no portarlo encima, ni tan siquiera apagado. Por otra parte, en Torre del Palau se puede encontrar el punto antagónico. Profesores y consejo escolar aprobaron hace cuatro años que el smartphone forme parte del proyecto educativo del centro.
Criterios muy diferentes
¿Qué lleva a centro e instituciones a la prohibición del móvil? Los beneficios educativos que puede brindar un smartphone están en desventaja frente a los inconvenientes, según éstas. Y es que no son pocas las historias que denotan que el móvil puede convertirse en una amenaza para el buen clima social en clase. Fotografías comprometidas, no deseadas o amenazas que luego circulan por redes sociales y mensajería instantánea sin ningún tipo de control, interrupciones por el sonido de las notificaciones y llamadas, pero sobre todo, las distracciones. No hace falta mencionar el uso y consulta de WhatsApp constantemente. Todas, en conjunto, son factores que hacen incompatible el smartphone con las horas de clase.
Sin embargo, existen casos en los que mediante consenso de padres, profesores y consejo ha instaurado el smartphone como una herramienta educativa más. En estos casos se permite el uso del móvil en horas fuera de clase y, una vez entro de las aulas, debe guardarse salvo que el profesor permita a los alumnos su utilización con fines educativos.
¿Cuál será el patrón adecuado a seguir? ¿Es la prohibición la solución más eficaz para combatir el «mal uso» del móvil en clase? ¿Supone la relativa permisividad de los centros un riesgo para la dinámica de grupo en las aulas? La clave parece evidente: educación y adaptación a las últimas tecnologías,algo de lo que parece haberse hecho ya eco la GSMA a través de un programa mSchools.