En el transcurso de esta semana se van a producir dos lanzamientos clave en el sector de las telecomunicaciones. La presentación de uno de los Android más potentes, el la nueva versión del Motorola Millestone por parte de Verizon y el iPhone 4 a través de AT&T. Conoce los pros y los contras de cada una de estas plataformas.
Android nació para desbancar al iPhone en un mercado que empezaba a oler a monopolio, pero el lanzamiento de potentes teléfonos con el sistema operativo de Google no va a ser suficiente para alzarse con la corona. Os contamos las situaciones en las que hay vencedor y vencido.
Teléfonos
Apple ha creado el nuevo iPhone a capricho. Sus características son muy completas y se convierte por méritos propios en uno de los smartphone más potentes de la actualidad. Entre alguna de sus especificaciones está la grabación en alta definición, la cámara secundaria para hacer videollamadas, pantalla de 3,5 pulgadas con tecnología Display retina, que promete una mayor definición del punto. A día de hoy es un teléfono potente donde lo haya pero Apple no sacará un nuevo modelo hasta el año que viene como pronto. En cambio, Android es instalado en teléfonos de varios fabricantes y las novedades se suceden durante todo el año, apareciendo cada pocos meses un teléfono mejor. Este hecho favorece al sistema operativo de Google.
Cuota de mercado
Según los analistas, Apple tendrá en el mercado la friolera de 100 millones de iPhone para el año 2011 frente a los 30 millones en la actualidad. En EEUU tiene aproximadamente una cuota de mercado del 28%. Android se queda en un 9%, aunque crece a un buen rimo. En el primer trimestre del 2010 se dice que Android superó las ventas del iPhone, con un crecimiento del orden del 707% aunque no sería suficiente para desbancar a Apple del trono, puesto que la cuota de mercado de usuarios con iPhone es amplia. Además, la marca de la manzana crea más expectación en sus anuncios que Google, lo que le da un plus respecto a la imagen de marca. Obviamente en este aspecto se queda con la victoria el teléfono de Apple.
Intermediarios
La exclusividad del terminal de Apple es un pequeño problema para los usuarios de a pié. En el caso de EEUU, AT&T es la encargada de distribuir el terminal de forma exclusiva, por lo que para hacerse con un iPhone hará falta un contrato con permanencia y la aceptación de unas tarifas obligatorias para acceder al terminal subvencionado. Con Android, al ser un sistema extendido por bastantes terminales de diferentes fabricantes, en general no hay problemas de exclusividades por lo que el precio de la operación para hacerse con un androide es menos costoso.
Sistema operativo
La fragmentación de Android es un inconveniente que iPhone no tiene. Los de Apple lanzan actualizaciones una vez al año y por norma general se le da soporte a las últimas versiones de su teléfono, por lo que el enfoque es más sencillo. En cambio, en Android esto no ocurre y muchos teléfonos no podrán ser actualizados a futuras versiones, dado que las mejoras introducidas no siempre están optimizadas para todos los dispositivos y conviven varias versiones del sistema operativo en el mercado con la pertinente confusión del usuario, que tendrá que tener en cuenta este inconveniente.
Aplicaciones
En este campo hay más igualdad de lo que se creía. Aunque Apple dispone en la famosa App Store más de 200.000 aplicaciones y juegos, Google ha llegado a un buen número, 50.000. Esta base de software es muy importante ya que condiciona enormemente el interés de la plataforma por el público en general. Se puede decir sin miramientos que cualquiera de las dos tiendas ofrece una amplia variedad de soluciones. Quizás la diferencia más relevante venga en el apartado del desarrollo. Apple es muy recelosa a la hora de conceder a los desarrolladores libertad en sus creaciones. Más bien impone las reglas a seguir y las herramientas a utilizar, todo lo contrario al Android de Google, el cual goza de libertad de creación. Por no hablar de la censura en la App Store, donde la selección de aplicaciones se rige por unos cánones muy «puritanos».