La privacidad y seguridad es un factor esencial en la actualidad. Dado el mundo tan digitalizado en el que vivimos, supone una verdadera amenaza que nuestros datos se filtren por Internet. Sin embargo, el peligro en ocasiones no tiene por qué llegar a través de un ciberataque, sino que pueden generarse a través de un elemento tan básico como la tarjeta SIM.
Este elemento es una parte fundamental de nuestro teléfono móvil, puesto que sin ella las posibilidades se limitan de manera considerable. En pocas palabras, se podría decir que es una especie de DNI del dispositivo que lo asocia a un número y operadora concreta, además de información personal más específica.
Esto implica que si una persona con intereses maliciosos se hiciese con ella podría causarnos serios problemas que convendría evitar. La cuestión es que el individuo en cuestión no necesita siquiera robar u obtener la tarjeta SIM de ningún modo. Basta con conocer el número ICC para provocar situaciones no deseadas.
Qué es el número ICC
Este código de 19 dígitos es una forma de identificar la tarjeta y que la convierte en única. En el caso de los smartphones, la secuencia siempre comienza por 89, puesto que es un indicador que señala que es una SIM dirigida a las telecomunicaciones. Acto seguido, el número 34 ocupa los dos siguientes huecos. Esto muestra que se encuentra en España, mientras que los dos siguientes lo relacionan con una compañía. El resto de ellos lo decide la operadora para proporcionar un “aspecto” único y diferenciado del resto.
Resulta de suma importancia tener anotado en algún lugar la clave numérica. Principalmente, porque es un requisito obligatorio para ejecutar un duplicado de la tarjeta, una portabilidad a otra empresa o un cambio de tamaño de la tarjeta.
Por qué es peligroso
Este código ICC se halla impreso en la propia tarjeta SIM del terminal, aunque es posible que con el paso del tiempo resulte imposible consultarlo debido al desgaste. Otra opción es que, al transformarla en una unidad más pequeña como una microSIM, se haya perdido. De cualquier modo, puedes conseguirlo de nuevo llamando a tu operadora o descargar una aplicación para tu ordenador que te ayuda a averiguarlo.
Sea como fuere, es de vital importancia que no la muestres. Tras lo mencionado en los párrafos anteriores ya puedes hacerte la idea del riesgo que contrae. Si el número cae en la persona equivocada, esta podría llevar a cabo una copia de la tarjeta SIM. Lo que provocaría que todos los datos en su interior también pasarían a formar parte de él. Una forma eficaz de evitar esta problemática es apostar por las conocidas como eSIM que integran marcas como Samsung. Estas son virtuales y por esta razón no pueden ser extraíbles de ninguna forma.
Un simple dato puede llegar a ser sumamente arriesgado. Es por ello por lo que no conviene nunca extraer la tarjeta SIM del teléfono. Se trata de una actividad que no es necesaria realizar en apenas ningún caso, a no ser que estés ante un profesional que intenta solventar un problema. De lo contrario, debes abstenerte en todo momento de enseñarla en un lugar repleto de personas. Es posible que sin darte cuenta de ello, una persona externa obtenga el número.