Muchas personas han podido experimentar en estos días de ola de calor como su móvil no funcionaba a pleno rendimiento, sin saber realmente donde estaba el problema. La causa, como cada verano, se centra en la asfixiante situación climática, que al igual que nos quita a las personas la energía, provoca en los teléfonos algo similar, llegando a derivar en situaciones indeseadas.
Si al entrar en Google Maps o al entrar en redes sociales te has topado con que la app tardaba mucho en cargar, comparándolo con cómo lo hacía apenas unos días atrás, es más que probable que el origen de la situación esté en la temperatura. Incluso cuando llevamos el móvil a una zona con temperaturas menos extremas, este tarda unos minutos en conseguir eliminar todo ese calor que ha absorbido y que se mantiene tanto en los terminales fabricados en aluminio, cristal o plástico. Por eso se aconseja recurrir a accesorios que nos ayudan a enfriar el móvil y evitar que siga perdiendo cualidades.
La batería se agota más rápido
Uno de los elementos que más termina notando la llegada del calor es la batería. Las celdas no resisten a temperaturas muy extremas y eso provoca que la energía se esfume antes de lo que sería habitual rondando los 20 grados. El litio del que están compuestas las baterías de los smartphones pierde capacidad cuando esta sube o baja hasta ciertos extremos y por ello en estos días de calor tenemos que cargar el móvil si no queremos que se pague el teléfono a mitad de la jornada.
El agotamiento de la energía también tiene una extensa relación con necesidades extras que llegan junto al calor. Nos referimos sobre todo a la pantalla, que requiere de un nivel de brillo mayor dada la gran cantidad de luz. El panel además es el compuesto que más alimentación necesita y eso queda reflejado en las situaciones que vivimos.
El procesador pierde capacidades
Por mucho que los chips que integran los móviles en la actualidad son más capaces que los de hace unos años, siguen teniendo un punto en común: con el calor se limitan. Esto es algo a lo que están obligados los fabricantes, dado que si no controlas el rendimiento del chip ante temperaturas extremas, el terminal podría sufrir daños irreparables.
Lo más habitual es que como hemos podido ver en nuestras manos, tarde unos segundos más en poder abrir una aplicación o que en ciertos momentos detectemos un lag que no es habitual. Para controlar esa temperatura que puede producir el chip en el interior y que se sumará la del ambiente, este se autogestiona a la perfección siempre que es posible.
Alerta y limitaciones por altas temperaturas
En situaciones límite donde el propio procesador no es capaz de controlar la temperatura del móvil y comprueba que está alcanzando límites muy peligrosos, se pueden llegar a detener procesos completos para evitar daños mayores. Además, un aviso en la pantalla que nos alertará de la situación peligrosa del móvil, este quitará los sonidos e incluso las conexiones de datos y de WiFi para no seguir favoreciendo a las altas temperaturas.
Desde aquí, te invitamos en estos casos a apagar el smartphone y llevarlo cuanto antes a un sitio donde el calor no sea tan extremo o de lo contrario podrías incluso perder los archivos o fotos almacenados en el interior.
Más vale prevenir que arrepentirse
Aunque nuestro problema actualmente simplemente sea que el terminal tarde más en abrir aplicaciones, te invitamos a que retires la funda protectora de este y lo toques con la mano para verificar como de caliente está. Si con nuestra propia mano somos capaces de detectar zonas demasiado calientes, tenemos que seguir una serie de consejos y no esperar a que un aviso aparezca en pantalla:
- Protégelo del sol en todo momento.
- Trata de llevarlo a un lugar menos caluroso.
- Apágalo unos minutos si no lo necesitas.
Esos casos en los que nos anticipamos a los problemas pueden marcar la diferencia entre que este verano tu móvil degrade las baterías más rápido de lo que nos gustaría o que repercuta también en la velocidad del procesador.