El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una advertencia directa a Apple, Samsung y otros fabricantes de teléfonos inteligentes: si no trasladan sus líneas de producción desde Asia a Estados Unidos, enfrentarán aranceles de al menos un 25 %. ¿Y quién crees que va a asumir estos impuestos del gobernante estadounidense?
Según parece, Trump se reunió recientemente con el CEO de Apple, Tim Cook, y le reiteró su exigencia de que los iPhone vendidos en EE. UU. se fabriquen en suelo estadounidense, no en India, China ni en ningún otro país. Y no es algo que esconda, ya que lo ha comunicado en su plataforma Truth Social, donde escribió: “Apple deberá pagar un arancel de al menos el 25 % si no fabrica sus productos en EE. UU.”. Pero, ojo, que también dejó claro que la medida se aplicaría a otras compañías como Samsung, y es de imaginar que otras muchas más.
Aranceles van, aranceles vienen
Actualmente, los productos importados desde China ya enfrentan aranceles del 30 %, mientras que los que provienen de India tienen un impuesto base del 10 %. El nuevo arancel del 25 % se implementaría a finales de junio y afectaría a cualquier empresa que produzca fuera de EE. UU., lo que implicaría un cambio drástico en la cadena de suministro de la industria tecnológica.
Acyn@AcynReporter: On Apple, you said if they do not make their iPhones in the U.S., you will hit them with a 25% tariff. Do you have the power to tariff a single company? Why would you want to hurt an American company?Trump: It would be more. It would also be Samsung and any other https://t.co/ItF62LA286
23 de mayo, 2025 • 20:25
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Según la Consumer Technology Association, los precios de los teléfonos en Estados Unidos podrían subir hasta un 31 %, pero no es la única que lo piensa, ya que Apple estima que, solo en el trimestre de junio, podría incurrir en unos gastos extra de 1.400 millones de dólares.
Y no solo Apple estaría en esta situación. Samsung, que produce muchos de sus dispositivos en países asiáticos, también se vería afectada. Al imponerse los aranceles a todas las marcas por igual, los aumentos de precios podrían generalizarse en todo el mercado de smartphones ya que asumir estos costes supondría una pérdida enorme para las empresas y, por eso, es muy probable que decidan trasladarlos al consumidor final.
A día de hoy, trasladar toda la producción a EE. UU. no parece viable. Expertos como Dan Ives, de Wedbush, advierten que fabricar un iPhone en territorio estadounidense costaría alrededor de 5.400 dólares, debido a los altos costes laborales y la falta de una infraestructura industrial especializada. Y Samsung ni se lo plantearía, pues es una marca coreana.
Para que te hagas una idea de los pájaros que tiene el gobierno americano en la cabeza, el propio secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, ha tenido que recular al sugerir que millones de trabajadores podrían ensamblar iPhones en EE. UU. mediante procesos automatizados. Posteriormente, reconoció que la tecnología para lograrlo aún no existe.
Es sí, aunque Samsung no ha dicho nada, Apple, como empresa estadounidense, sí que ha prometido invertir más de 767.000 millones de dólares en EE. UU. en los próximos cuatro años, pero es una apuesta a largo plazo que difícilmente resolverá los problemas a los que se enfrenta derivados de los aranceles.
Y, ojo, da igual que los precios de fabricación sean más caros dentro o fuera de las fronteras estadounidenses, al final estos costes extra, seguramente, los tengamos que absorber nosotros.