Los juzgados de Barcelona y Cáceres contra los bancos: deberán indemnizar a los clientes estafados

Todos, y quien no lo haya sufrido que tire la primera piedra, hemos recibido mensajes simulando ser nuestro banco diciendo que algo marcha mal con nuestro dinero. Al final, esto no deja de ser una molesta consecuencia del avance de la tecnología, que ha traído consigo no solo comodidades a la hora de gestionar nuestras finanzas, sino también riesgos, especialmente cuando alguien se hace pasar por nuestra entidad bancaria.
Es aquí donde el phishing, la conocida técnica de fraude cibernético que simula ser una entidad u organismos oficiales para engañar al usuario, se ha convertido en uno de los métodos más utilizados por los delincuentes para sustraer dinero de las cuentas bancarias. Por supuesto, lo que hacen, en este caso, es hacerse pasar por el banco del cliente.
Pero parece que esto tiene las horas contadas, y no porque los ciberdelincuentes vayan a cesar en su empeño, sino porque, en España, la justicia ha empezado a marcar un antes y un después, responsabilizando a los bancos por no proteger adecuadamente a sus clientes.
Cáceres y Barcelona sientan precedente
Dos casos recientes, uno en Cáceres contra Unicaja y otro en Barcelona contra ING, demuestran que los tribunales ya no aceptan la pasividad de las entidades bancarias ante este tipo de delitos.
En Cáceres, una clienta de Unicaja Banco logró una sentencia favorable tras ser víctima de un caso de phishing durante el proceso de fusión entre Unicaja y Liberbank. Los mensajes fraudulentos llegaron al teléfono de un cotitular de la cuenta, simulando provenir del canal oficial del banco. La aparente autenticidad de los SMS, que imitaban los comunicados reales de la entidad, llevó a realizar transferencias no autorizadas por un valor de 20.009 euros.
La jueza del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Cáceres concluyó que, debido al formato y canal por el que se recibieron los mensajes, la víctima actuó de buena fe y no incurrió en negligencia. Es más, el fallo deja entrever que pudo existir “un resquicio de ausencia de seguridad” en la aplicación del banco, permitiendo el acceso a terceros sin el consentimiento del usuario.
Este motivo fue por el que Unicaja fue condenada a devolver el importe completo, más intereses.
Por otro lado, en Barcelona, una clienta de ING fue engañada por un mensaje SMS que simulaba proceder del banco, seguido por una llamada desde lo que parecía ser su número oficial de atención al cliente. Bajo la falsa premisa de estar resolviendo una operación sospechosa, los delincuentes obtuvieron los códigos necesarios para realizar varias transferencias fraudulentas.
En este caso, el juzgado número 56 de la ciudad determinó que ING no tomó las medidas necesarias para evitar que su número oficial fuera suplantado, lo cual generó una confianza legítima en la víctima. Además, señaló que los bancos tienen la obligación de anticiparse a estos métodos de fraude y actuar proactivamente para proteger a sus clientes. Así, ING fue condenado no solo a reembolsar los 5.977,65 euros sustraídos, sino también a pagar intereses e incluso las costas del juicio.
La Audiencia Provincial de Badajoz ha confirmado la condena a Unicaja Banco por no garantizar la seguridad de una usuaria que fue víctima de un fraude a través de phishing. El fallo obliga al banco a indemnizar a la clienta con 3.441 euros y asumir las costas procesales, concluyendo que la responsabilidad recae en las entidades financieras en la protección frente a fraudes digitales.
Además, los diferentes abogados que han trabajado en algunos de estos casos señalan que hay más sentencias en la misma línea, y que, por un lado, la colaboración policial ha sido esencial para identificar a los delincuentes, mientras que, por otro lado, los bancos no pueden obviar su responsabilidad legal.