Una de las cuestiones que ronda la cabeza de muchos usuarios es sí deben mantener las aplicaciones de móvil actualizadas. Normalmente se piensa que suele ser una buena idea por un tema de seguridad, por ejemplo. Sin embargo, las actualizaciones también pueden traer numerosos efectos secundarios que no deseamos, y que además podemos hacer que nuestro dispositivo móvil sea menos funcional que antes.
Aunque mejorar la seguridad de nuestro móvil con las futuras actualizaciones es una de las principales razones por las que sí se debería hacer. En otras ocasiones, cuando hablamos de aplicaciones en concreto, no sería tan recomendable ya que algunas de ellas cambian en algunos aspectos que no nos agradan. Además, una actualización requiere mayor espacio en la memoria interna de nuestro terminal y teniendo en cuenta que muchos modelos ya no acompañados de un slot para microSD, el espacio en memoria cada vez se ha vuelto más valioso.
Actualizar… ¿sí o no?
Actualizar las apps no es siempre la mejor opción, ya que es bastante común que muchos usuarios se quejen de los cambios que se han realizado en diversas aplicaciones debido a las actualizaciones, y que no les agrada. Algo que ha sucedido en varias ocasiones con Twitter, que ha cambiado en innumerables ocasiones las distintas funciones que ofrece a sus usuarios.
Y no solamente esto, sino que también existe un problema que cada vez es más generalizado, y es el hecho de aquellas aplicaciones que limitan su uso en dispositivos antiguos, como WhatsApp. Además, si esto fuera poco, hay otras que nos obligan a actualizarlas ocupando así un mayor espacio en el móvil. Incluso, también puede sucedernos que tras actualizar alguna aplicación deja de funcionar o de dar soporte a un dispositivo más viejo.
Apps que pierden funciones
Aunque es cierto que, en algunas apps como las relacionadas con los bancos o de pago, sus futuras actualizaciones nos pueden solucionar los agujeros de seguridad que tenían, otras vinculadas al ocio o las redes sociales, simplemente añaden nuevas funciones, quitan otras antiguas o modifican su interfaz, provocando que nos deje de gustar y finalmente la desinstalemos. Por tanto, siempre es recomendable mirar con lupa qué es lo que se modifica en concreto con esa nueva actualización. Además de que es muy fácil de verlo, ya que esta información está disponible desde la propia página de la aplicación en Play Store y desglosa, punto por punto, en qué consiste y que cambios traerá dicho update.
Problemas de rendimiento
Tras actualizar una app en nuestro móvil pueden llegar a ocurrirnos dos cosas. Si en nuestro caso teníamos problemas de rendimiento con la app, al actualizarla podríamos acabar con ese problema, puesto que los desarrolladores se han asegurado de poner fin al problema de rendimiento. En cambio, si la app nos funciona bien y con un gran rendimiento siempre, tras actualizarla en ocasiones puede que el rendimiento no sea el óptimo, provocando que se cierre inesperadamente, que no cargue bien o, incluso, que consuma mucha más energía en nuestro móvil. Por ello, no siempre es recomendable actualizar una app que nos funciona bien.
Bloquea las actualizaciones automáticas de las apps
Para evitar el anterior punto, siempre podemos optar por bloquear las actualizaciones automáticas de las apps en nuestro terminal. Algo que es totalmente fácil de hacer, ya que apenas tardarás tiempo en conseguirlo y solamente habrá que seguir una pequeña serie de pasos. Por tanto, si lo que quieres es que las apps no se pongan en la última versión, tendrás que configurarlo de la siguiente forma:
- Con tu dispositivo móvil entra a la Google Play Store.
- Despliega el menú de la izquierda y ve hasta a Ajustes.
- Entra en Actualizar aplicaciones automáticamente y pulsar no.
Una vez hayas marcado esta opción serás tú el que vaya a controlar manualmente qué apps quieres que se actualicen. Eso sí, te recomiendo que vigiles frecuentemente todo lo que hay pendiente, puesto que será importante, aunque más adelante os explicaremos el por qué.
¿Se puede volver a una versión anterior?
Si en tu caso resulta que actualizaste una app a su última versión sin querer, ya que lo hizo tu móvil pues tenías activado la actualización automática, y esta dejó de funcionar o cambió algo que no gusta en absoluto, no te preocupes, podrás volver a la versión anterior y seguir utilizándola.
Lo primero que deberás hacer será desinstalar la aplicación que da fallos o que no funciona bien en tu terminal. Tras esto, y siguiendo los pasos anteriores, desactivaremos las actualizaciones automáticas en la store de Google. Después, desde la página de la aplicación en cuestión, habrá que presionar los tres puntos situados en la parte superior derecha y quitar la opción Actualizar automáticamente. No obstante, es importante saber que desde Google Play no se puede acceder a las versiones anteriores, por lo que tendrás que buscarlas en tiendas alternativas o repositorios de aplicaciones.
Eso sí, en algunas ocasiones hay desarrolladores que aplican una actualización forzosa, que consiste en cotejar la versión de la aplicación que tienes instalada en el momento de abrirla y si detecta que es antigua, restringe o prohíbe el uso de la misma. Por lo que, si nos sucede esto, no nos quedará otra que actualizar dicha app.
Puntos a favor de actualizar las apps
Las aplicaciones tienen agujeros de seguridad
Uno de los problemas, que ya os veníamos comentando, es que el hecho de tener ciertas aplicaciones sin actualizar en nuestro dispositivo móvil está muy relacionado con la seguridad del dispositivo. Es decir, que se cuele un virus o malware a través de la aplicación que pueda infectar por completo el terminal.
Por lo que, en la mayoría de las ocasiones, cuando se dan estas actualizaciones es porque los fabricantes han decidido sacar ciertos parches para solucionar agujeros de seguridad. Por ello, una buena opción para no estar pendientes de sus actualizaciones es contar con la opción de actualizaciones automáticas activada. Puesto que los ciberdelincuentes pueden explotar los agujeros de seguridad, los fallos del sistema que permiten violar la seguridad del sistema conduciendo llevando a cabo una serie de ataques como el robo de información, la suplantación de la identidad o la pérdida de la privacidad.
Posible mejora de rendimiento
El hecho de no actualizar una aplicación también puede dejarnos sin disfrutar la experiencia completa porque no se activan las diferentes funciones que se han implementado hasta que no se actualiza. Incluso, el rendimiento de una aplicación puede verse afectado, algo que también se ha convertido en un punto clave para todo usuario.
A todos nos gusta que las apps respondan lo más rápido posible cuando interactuamos con ellas, por lo que si percibimos que con su uso el móvil va más lento o consume más batería de lo habitual, puede que nos planteemos buscar otra app para sustituirla. Por ello, muchas actualizaciones solucionan esto, aunque en ocasiones sucede todo lo contrario y volvemos al claro ejemplo de por qué no se deberían actualizar las apps en nuestro dispositivo móvil.