Esta semana estamos con Huawei en China, descubriendo algunos de sus secretos y visitando el corazón de la compañía en Shenzhen. Una de las visitas más interesantes que queremos compartir con vosotros es la que nos desveló las pruebas que sufren tanto las antenas de telefonía como los móviles de la marca asiática antes de salir al mercado.
Pocas veces se tiene la oportunidad de entrar hasta la “cocina”, cómo se suele decir, de una compañía. Cómo habéis podido seguir a través de nuestras redes sociales, un grupo de periodistas españoles estamos en China con Huawei descubriendo los secretos tanto de la compañía como del país.
Una auténtica tortura “china” a los móviles antes de salir al mercado
No es la primera vez que vemos estas pruebas pero siempre resultan impresionantes. Huawei somete a unas exhaustivas pruebas a sus teléfonos para comprobar que aguantarán la siempre dura tarea de soportar las manos de sus usuarios. En el siguiente vídeo podéis ver todas y cada una de las pruebas que os iremos relatando a continuación y por las que pasan todos y cada uno de los móviles de Huawei.
Cómo podéis comprobar en las imágenes y el vídeo que acompaña este reportaje, la tortura a la que se somete a los teléfonos empieza por hacerlos girar en máquinas que simulan caídas tanto desde 1 metro como medio metro durante 50 horas continuas.
Quizás una de las más impresionantes es el test de impacto. Los terminales son lanzados contra el suelo a 4,38 metros por segundo y golpeados en sus cuatro esquinas y seis laterales, dos veces. Esto hace un total de 20 impactos de los que tienen que salir ilesos.
Por otro lado, una de las pruebas que se hizo famosa tras el ya olvidado “bendgate” es la de resistencia a… lo que podríamos llamar un “trasero mecánico.” Esta máquina se “sienta” 2.000 veces aplicando una fuerza de 25 kg para comprobar que la estructura del equipo no se deforma.
Al mismo tiempo, existe una prueba de torsión que depende del grosor y el material del que está hecho el terminal, pero que lo estruja 500 veces para comprobarlo.
En cuanto a los componentes de los equipos, otros que son también “sufridores” son los botones. En concreto, a ambos botones de volumen se les hace pasar por una máquina que los pulsa 50.000 veces y para el de encendido hay una prueba especial que lo acciona nada menos que en 200.000 ocasiones.
Además, se testea la resistencia de la pantalla táctil pulsando 1 millón de veces sobre ella en diferentes puntos con una potencia de entre 5 y 7 newtons al mismo tiempo que se enciende continuamente en una secuencia que repite los diferentes patrones RGBW durante decenas de horas.
Ahora bien, no todo son pruebas a los equipos, los accesorios que los acompañan también sufren lo suyo. Cables USB y cargadores son puestos a prueba con test como los que torsionan la punta del USB Type C, por ejemplo, 5.000 veces realizando un ángulo de 60 grados y con un peso muerto colgado de 200 gramos.
Al mismo tiempo, una prueba conecta y desconecta el USB al cargador en 10.000 ocasiones y comprueba que no tiene holguras aplicando 1 Kg de presión desde la derecha o la izquierda un total de 2.000 veces.
No todo son pruebas físicas, también hay algunas que someten a los equipos a condiciones extremas como una que simula la acción de los rayos de sol de un año en tan sólo una semana, pruebas de cambios de calor y frío constantes, que van desde los 80 grados a 40 bajo cero en apenas unos minutos así como pruebas de resistencia a frío y calor constantes para comprobar la capacidad de los equipos de someterse a condiciones que, en muchas ocasiones, están por encima del estándar y de la propia realidad.
Pruebas casi “marcianas” para las antenas de telefonía
Otra de las paradas de este viaje nos llevó hasta el laboratorio de rendimiento y testeo de Huawei en el que se prueban hasta extremos que son casi de otro planeta los componentes y materiales de las antenas de telefonía que luego vemos en los edificios y calles de todo el mundo.
Nos gustaría mostraros alguna imagen de las pruebas que pudimos ver pero, por problemas de seguridad de la propiedad industrial, estuvo prohibido tomar fotografías o vídeos de esa parte del recorrido. Eso sí, nos dieron todo lujo de detalles sobre los test a los que se someten los equipos como algunos en los que se llega a provocar la caída de un rayo artificial para comprobar la capacidad de una antena de telefonía.
Las pruebas ante las inclemencias meterológicas y en diversos entornos son las más numerosas y exhaustivas. Se somete a los equipos a cambios de temperatura de entre 95 y -70 grados, además de contar con cámaras que simulan la acción directa del sol sobre los equipos. Por ejemplo, el test combinado de humedad, calor y lluvia llega a simular una tormenta con 10 mm/seg, cambios bruscos de temperatura y condensación para lograr un entorno extremo. Se llega a congelar, literalmente, las antenas y cubrirlas de nieve para comprobar su funcionamiento en lugares tan fríos como los polos.
Al mismo tiempo, se realizan pruebas algo más “sucias”, como es la que comprueba la integridad ante la corrosión y el polvo, para equipos que pueden estar en lugares como garajes o túneles.
El problema de estas pruebas es el tiempo, simular la vida de un producto a lo largo de los años parece una tarea imposible… pero también hay un equipo que lo registra. Se trata del HAST (Highly Accelerated Strest Test) que somete a las antenas a cambios de 1 grado por segundo entre -100 y 200 grados y a vibraciones que llegan a los 10.000 Hz, con vientos de 15 m/s. Unas condiciones auténticamente “marcianas” que aceleran las pruebas y permiten conocer que ocurrirá a lo largo de años en cuestión de semanas.
Esto no quita que se realicen otras pruebas que simulan desastres naturales como terremotos de hasta 11,2 Kn o tifones de categoría 12, además de las pruebas de golpes y caídas extremas con impactos de hasta 25 kg.
Finalmente, quizás la prueba más impresionante es la de la cámara hemi-anecoica. Es un espacio tan silencioso que es posible escuchar el propio latido del corazón. Esta cámara se ocupa de medir hasta el último ruido que hacen los equipos ya que por encima de 50 db ya se afecta al sueño de las personas y por encima de los 70 db es imposible concentrarse.
Pese a no poder mostraros un reportaje gráfico de estas pruebas como en el caso de los móviles, simplemente por motivos de seguridad industrial no nos fue posible, os aseguramos que es impresionante ver hasta que punto tanto unos como otros productos se prueban hasta límites insospechados antes de llegar al público o a nuestras calles.