Todos los días suena el teléfono a horas imposibles, y en la pantalla aparece un número desconocido. Contestas con la pequeña esperanza de que sea algo importante, pero no: es tu compañía telefónica queriendo venderte una “mejora” en tu tarifa que ni has pedido ni necesitas. O peor aún, un bot que te habla como si fueras su amigo de toda la vida, ofreciéndote seguros, cursos, encuestas, préstamos milagrosos o una oferta de empleo en Indeed que ni siquiera solicitaste. ¡Las maravillas del mundo moderno, amigos!
Buen, más que el mundo moderno, es el mundo del spam telefónico, ese molesto compañero de vida que se ha convertido en una plaga digital por muchos intentos que se hagan de acabar con él o de muchas Listas Robinson a las que te apuntes. cada vez es más complicado escapar de estas molestas llamadas.
Lo más indignante es que esto sucede pese a los supuestos avances legislativos y la entrada en vigor de nuevas normativas. Da igual que se endurezca la Ley de Servicios de Atención al Cliente, ya que estas llamadas parecen haber aumentado en 2025.
El prefijo para acabar con el spam
Antes al menos se escondían detrás de números largos e irreconocibles; ahora, incluso te llaman desde prefijos locales o móviles, haciéndote pensar que podría ser tu médico, el colegio de tus hijos o un familiar. Por eso el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, o, al menos, Pablo Bustinduy, asegura que quiere poner fin de una vez por todas a esta invasión telefónica.
En una reciente entrevista en Cadena Ser, Bustinduy explicó algunas de las medidas que Consumo pretende implementar para frenar el abuso de las llamadas comerciales no solicitadas en forma de dos enmiendas clave a la mencionada Ley de Servicios de Atención a la Clientela, con tres pilares fundamentales.
- Obligar a las empresas a usar prefijos telefónicos específicos para identificar claramente si la llamada es de carácter comercial o de atención al cliente. Esto permitiría que, tanto el usuario como las propias compañías telefónicas, puedan filtrar o bloquear automáticamente los números que no cumplan con esta identificación. Un sistema parecido al que ya se usa en otros países europeos.
- Declarar nulos todos los contratos que se cierren mediante llamadas telefónicas no consentidas. Así, si una empresa consigue que alguien contrate un servicio tras una llamada no autorizada, dicho contrato carecerá de validez legal.
- El consentimiento del usuario tendrá fecha de caducidad. Cada dos años, las empresas estarán obligadas a renovar el permiso del consumidor para seguir recibiendo llamadas comerciales. Esto busca evitar que, bajo el pretexto de un “sí” dado hace cinco años en una casilla escondida de un formulario, las empresas sigan llamando eternamente.
Vale, sobre el papel suena interesante, pero, ¿funcionará esta reforma? La experiencia nos dice que, por cada norma que se aprueba, hay una empresa buscando la forma de bordearla y seguir emitiendo llamadas spam. Y si no es una persona quien llama, lo hará una grabación automática, o un número extranjero, o una nueva plataforma “legítima” de empleo o encuestas. El spam es camaleónico, persistente y, sobre todo, rentable.
En cualquier caso, el movimiento del Gobierno es un paso necesario. Quizás insuficiente, pero va en el buencamino. Ojalá funcione, de verdad.