A estas alturas de la película, nadie concibe un smarphone sin GPS. Los servicios de geo-localización se han hecho demasiado útiles e imprescindibles para determinados servicios y aplicaciones de nuestro móvil. Son tantos los usos, que es muy habitual tenerlo siempre activado, como medida más cómoda. Pero como en todo, hay varias ventajas e inconvenientes de mantener el GPS siempre activado.
Es cierto que muchos usuarios, entre los que se incluye este humilde redactor, prefieren controlar de forma manual el GPS y activarlo o desactivarlo en función de las necesidades. Esta media, requiere la engorrosa necesidad de andar pulsando el botón del GPS varias veces al día. No obstante, la gran mayoría lo lleva siempre activado, con las ventajas e inconvenientes que eso supone.
Las ventajas
La práctica totalidad de las apps que tenemos instaladas en nuestro móvil hacen más o menos uso de los servicios de geo-localización, que requieren que nuestro GPS esté activo. Si dejamos el GPS siempre activado las ventajas en este sentido parecen claras:
- Reloj en tiempo real o zona horaria en cualquier parte del mundo: Es la forma más cómoda para que la hora esté siempre activada. Si viajamos nuestro móvil podrá cambiar el uso horario y la localización de forma automática.
- Actualización de las condiciones climáticas en tiempo real: igualmente útil en desplazamientos cortos o largos, ya que nuestra app del clima mostrará siempre el tiempo actualizado estemos donde estemos.
- Uso de servicios de transporte o comida rápida: desde pedir una pizza a pedir un taxi, muchos de estos servicios pueden usar nuestra localización para proceder con nuestras peticiones.
- Geo-etiquetado de imágenes y vídeos: de esta forma, nuestras fotos contarán con un metadato que revelará donde y cuando fueron hechas las fotos. Es una forma perfecta para poder encontrarlas en los servicios de almacenamiento en la nube.
Los inconvenientes
Que en la lista de inconvenientes encontremos menos cantidad de puntos, no es necesariamente que sean menos importantes.
- Privacidad en juego: muchas apps, hacen un uso legítimo de los permisos de geo-localización, pero tener el GPS siempre activado es una puerta abierta para aquellas que no operan de forma limpia. La privacidad es un aspecto que siempre está en entredicho, y el GPS es un caldo de cultivo para que nuestra localización pueda poner en juego nuestra privacidad, y en el peor de los casos, la seguridad.
- Duración de la batería: por muchos que los procesadores sean cada vez más eficientes, un GPS siempre activado se sigue «comiendo» la autonomía de nuestro móvil. Muchas aplicaciones, aunque no estén en uso, siguen haciendo uso de los servicios de geo-localización en segundo plano, por lo que generan un gasto energético que se traduce en un móvil al que la batería se le agotará más rápido.
¿Qué es lo más aconsejable entonces?
Los inconvenientes pesan demasiado sobre las ventajas de tener el GPS siempre activado. Por tanto, lo ideal es que sea el propio usuario quien active y desactive el GPS las veces que haga falta en función de la necesidad. Cada aplicación nos avisará que necesita hacer uso de GPS en caso necesario, por lo que ellas mismas actúan como recordatorio. El resto del tiempo, al igual que apagamos la luz al salir de casa, deberíamos mantener el GPS apagado.
Del mismo modo, Android modificó los permisos en Android 10, lo que nos permite tener el GPS siempre encendido pero con las apps mucho más controladas. Dentro del menú de ajustes y privacidad, encontraremos un apartado donde veremos los permisos de las aplicaciones. Dentro veremos cada apartado a los que las apps tiene permiso. Dentro de la opción del GPS, podremos elegir entre otorgar permiso de GPS permanente, solo cuando la app está en uso o nunca. Así mismo siguen existiendo los trucos de siempre para no tener activo el GPS, como pre-cargar los mapas antes de salir de viaje, como ejemplo de uno de los usos más habituales de la geo-localización.