La cámara se ha convertido, en poco tiempo, en uno de los elementos más importantes que nos ayudan a decidir sobre la compra de un smartphone. Sus características y todo lo que la rodea se vuelve importante y donde antes solo nos preocupaban los mpx ahora debemos tener en cuenta la construcción de sus sensores, las funciones de IA aplicada a la cámara y la disponibilidad de modos de captura, solo por citar algunos ejemplos. Uno de estos añadidos es la posibilidad de grabar vídeo en cámara superlenta con hasta 960 fotogramas por segundo, tal y como lo hace el Huawei P20 Pro considerado el smartphone más avanzado que ha fabricado la firma china en toda su historia.
A la hora de grabar un vídeo a velocidad normal, los mismos suelen capturarse a 25 o 30 fotogramas por segundo, aunque realmente los 60 fps serían lo ideal en un vídeo de buena calidad pues coincide con el muestreo habitual de los monitores que todos tenemos en nuestro hogar. La posibilidad de capturar a 960 fps implica que aparezcan muchos más fotogramas en pantalla, algo para lo que el hardware de la cámara debe presentar la suficiente calidad como para conseguir un mejor resultado y un vídeo a cámara lenta fluido y sin paradas.
¿Qué significa grabar vídeo a 960 fps?
Grabar un vídeo a 960 fps, como así hace el tope de gama de Huawei, implica que, a la hora de reproducir el clip a velocidad estándar de 30 o 60 fps, veremos una imagen totalmente ralentizada como si hubiera sido conseguida con una cámara profesional. De esta forma si, por ejemplo, realizamos una grabación de 0,2 segundos a 960 fps, obtendremos unos 6 segundos de vídeo en cámara lenta, y si grabásemos un segundo a esa velocidad, obtendremos 30 segundos vídeo ralentizado.
La posibilidad de grabar vídeo a 960 fps da como resultado imágenes de alto calado artístico y gran espectacularidad. Podemos capturar las gotas de agua golpeando contra un rostro, la explosión de un globo con todo detalle o todo aquello que te imagines y que es imposible de contemplar con la visión humana. Como ejemplo, este vídeo capturado con el buque insignia de Huawei.
Hace apenas unos años conseguir imágenes de este tipo requerían de complejos -y caros- dispositivos de grabación, pero hoy en día gracias a la implementación de la grabación a 960 fps en los smartphones más punteros del mercado cualquiera puede conseguir sus vídeos a super cámara lenta y ver el mundo desde otra pespectiva
Pros y contras de utilizar una tasa de fotogramas por segundo muy alta
Para conseguir un resultado óptimo en los vídeos a 960 fps, hay una cosa que tenemos que tener muy en cuenta: la iluminación. Grabar a velocidades superiores a 60 fps implica que nuestro cerebro capte las imágenes como más fluidas, pero ello puede implicar una pérdida de calidad en nuestras grabaciones. Por ello es importante capturar imágenes bien iluminadas que den el «do de pecho» en el reproductor del móvil, una variable esencial en todo este conjunto.
Puesto que 24 o 25 fotogramas por segundo son un estándar de lo que nuestra retina puede percibir, estos fps suponen el límite para que este efecto de movimiento continuo se produzca sin que nos demos cuenta. al grabar a velocidades superiores lograremos capturar más información que deberemos contemplar reduciendo el tiempo de reproducción. Esto explica que, si grabamos a 60 fps, podremos ver el vídeo a la mitad de velocidad si lo reproducimos a 30 fps. Si grabamos a 120 fps y reproducimos a 30 fps, la reproducción será 4 veces más lenta.
La clave está en los mencionados 960 fps, que nos proporcionará un vídeo a cámara superlenta ralentizado 32 veces, pues es el límite en el que nos permite trabajar la memoria DRAM de la cámara y el procesado, dos elementos de hardware claves para el vídeo en ‘slow motion’ y dos limitaciones en las que los fabricantes ya trabajan. El lastre actual de esta tecnología es que aumentar los fps disminuye la luminosidad, pues la cámara ha de tomar capturas más rápido impidiendo el correcto paso de la luz que se requeriría.