Nos sometemos a un ritual propio del más temible de los aeropuertos, pero merece la pena. Estamos a punto de entrar en el centro de reparaciones de Phone House. MovilZona es el primer y único medio que ha pisado “la zona cero”. Una especie de lugar especial donde los móviles vuelven a tomar vida después de rozar la muerte por la típica rotura salvaje de pantalla, la falta de autonomía o los siempre temidos problemas de cobertura.
Más de medio millón de unidades lo hicieron en 2015 y se espera que la cifra aumente en 2016. ¿La razón? El porcentaje de usuarios que tienen su móvil más de dos años se ha doblado en los últimos ejercicios. A eso hay que unir que el precio de los modelos de gama alta hace más que interesante una reparación frente al cambio. Por no hablar del seguro que ofrece Phone House que cubre entre otras cosas la rotura de pantalla, el gran Talón de Aquiles de los móviles de hoy. Todo ello hace que el SAT tenga una frenética pero controlada actividad. El funcionamiento no es diferente al de los servicios técnicos de otras marcas.
Se oye el silencio
Casi cincuenta personas trabajan en silencio, las piezas van y vienen, hay ritmo, mucho, pero sin estridencias, todo fluye. Allí llegan los móviles desde las más de 500 tiendas que tiene la cadena, no podemos olvidar que hay 70 puntos express de reparación, 11 abiertos en 2015 que en un tiempo medio de 20 minutos solucionan la mayoría de las reparaciones, una hora en el caso de los modelos resistentes al agua.
Es decir este SAT central sirve al resto de los establecimientos de la cadena. Como era de esperar Samsung y Apple copan la mayoría de las reparaciones, seguido de Huawei que acaba de tomar una fuerte presencia en el mercado. Por tipo de reparaciones, el 80% son problemas de software, le siguen rotura de pantalla y los siempre eternos problemas de batería. Si hablamos de temporalidad en cuanto a las reparaciones, el verano se lleva el 40%, es normal teniendo en cuenta que es cuando más se usa el móvil fuera de casa y por tanto el riesgo de caídas al suelo o inmersiones en la piscina se dispara. Luego enero y febrero se llevan el 20% del movimiento.
Alta seguridad
La entrada está controlada por un señor simpático que deja de serlo en cuanto enseñamos nuestra mochila. Hay que registrar todo. Nada de la simpleza de pasar por un arco de seguridad… eso también, hay que dejar todo: todo es todo, y si es de electrónica, registrado con su número de serie, IMEI y demás. Al salir, más de lo mismo, pero con más esmero si cabe, no puede haber ni un solo robo, control extremo. Jaime Pavón, Hub Laboratory Manager de Phone House, ayuda a su compañero en la tarea “todos hacemos esto todos los días”. Sin duda que el tema impone.
¿Alta relojería? casi
Una vez dentro la sensación es de estar en un sitio donde nadie suele entrar. Los técnicos, todos con titulación FP2 en electrónica y con una media de edad joven, miran con recelo, no es lugar para extraños. Damos los primeros pasos y contemplamos estupefactos como una persona abre un S6 Edge con movimientos precisos y rápidos. Pinzas especiales, ventosas ad hoc y una temperatura precisa se mezclan entre las manos del técnico. Dos leves sonidos, desliza las manos y el móvil está abierto. Acto seguido retira como un plástico, “la pegatina” lo llaman.
Para hacer eso, apunta Pavón, “no solo hace falta ser un profesional, saber qué hay debajo para no cortar o romper algo y disponer de la herramienta necesaria, es clave saber poner el equipo a la temperatura correcta, si no rompes todo”. Llegamos a la primera sorpresa. Un calentador profesional eleva los móviles a la temperatura precisa como para que el adhesivo que sujeta la pantalla se abra suavemente, sino la rotura será implacable. Es solo un ejemplo de la complejidad que tiene el tema de la reparación hoy en día.
No hablamos de relojes suizos, pero en cuanto a la manera de tratarlos estamos cerca. La pantalla aloja cientos de componentes en los modelos más delgados, al igual que la parte trasera, es decir, un fallo, una mala manipulación y el móvil está muerto. Algo similar pasa con muchas partes de los móviles, como pueden ser los chips o el mero soporte de la SIM.
Por razones de eficiencia a la hora de fabricar las marcas optan por pegar los componentes en vez de recurrir a fijaciones, podemos decir, mecánicas. Para quitar esos componentes es necesario calentar la zona a una temperatura determinada. Por ello en una de las zonas Phone House tiene un artefacto que se encarga de esa función, ya que si no, como pasa con las pantallas, la rotura es inminente.
Máquinas de medición
En un entorno más puramente técnico están los análisis de cobertura y llamada. Muchos usuarios se quejan de estos problemas de una manera subjetiva y conviene certificar cuál es la realidad del asunto. Para ello un medidor de la firma Rohde & Schwarz simula durante varios minutos todas las variables posibles de cobertura y red con todos los operadores. Es un proceso complejo que da una visión real del asunto.
“Aunque con esto tomamos una conciencia real del estado del móvil, no es suficiente para nosotros, además hacemos una prueba de llamada con medidores avanzados” nos comenta el Hub Laboratory Manager. Baste decir que la SIM que hace falta para esa prueba de llamada vale más de 100 euros. De este modo un sofisticado sistema simula una llamada con varios operadores y en diferentes escenarios de cobertura.
El líquido que no moja
Nos muestran otra de las joyas, el “líquido que no moja”, está diseñado ex profeso para los modelos resistentes al agua. Desarrollado por la firma de químicos industriales 3M, funciona como el agua pero se evapora a una velocidad fantasmal. “De esta forma puedes hacer una prueba a móvil estanco y si está mal o no lo es, esa agua que entra se evapora y no lo daña” nos comentan. Su precio es muy elevado, unos 300 euros el litro… Es solo un ejemplo más de los medios que se manejan.
En resumen un sitio especial, una visita de las que merecen la pena, donde habitualmente la prensa no puede estar y dónde vimos en primera persona qué hay detrás de una mera y fría orden de reparación. Un equipazo de profesionales que tienen más interés que el propio cliente en dejar el móvil en buen estado. Gente que nos atreveríamos a decir que disfrutan de su trabajo mucho más que la media.
Sea como fuera una demostración más de que la tecnología no solo avanza de puerta para afuera, sino que dentro, donde el usuario no ve, donde se solucionan los problemas la fusión de lo manual con los mejores medios es necesaria. Los móviles de hoy, víctimas de la extrema miniaturización, comprimen componentes hasta el último de los milímetros, lo que obliga a los centros de reparación a estar a la última en materiales y medios en general. Una tendencia que seguirá así hasta el final de los tiempos y más con los avances que quedan por venir, donde las cámaras, procesadores, pantallas flexibles y demás piden paso a toda velocidad.