Todos queremos volver al pasado para poder disfrutar de aquellos teléfonos móviles, antes de los smartphones, que nos permitían un uso extendido a lo largo del tiempo. Sus baterías duraban una semana o más y no era necesario cargar el teléfono hasta pasados unos cuantos días desde la última carga, algo impensable hoy en día, excepto para algunos modelos de teléfono.
Pero claro, poder disfrutar de este tipo de smartphones implica perder ciertas características a las que hoy estamos muy acostumbrados, como pueden ser la cámara, la potencia, el diseño o las opciones de conectividad. O, ya no perderlas, sino que sean de peor calidad.
20.000 mAh, un arma con doble filo
La mayoría de los teléfonos actuales que vemos en estos días vienen con baterías que normalmente van de 4.500 mAh a 5.500 mAh. Estos teléfonos, en su mayor parte, durarán entre un día y un día y medio, dependiendo de cómo lo uses, y se podrán cargar en apenas un par de horas, gracias a sus sistemas de carga rápida.
Pero, eso no quiere decir que haya un tipo de teléfonos como el Doogee V Max que deberíamos conocer el mes que viene, un teléfono que presume de una gigantesca celda de 22.000 mAh. Con este equipo. Esto significa que, una vez más, dependiendo de cómo utilices tu teléfono, podría durar hasta una semana. El único inconveniente es que sus velocidades de carga parece que serán de 33 W, lo que implica que tardaremos bastante tiempo volver a cargarlo a su totalidad.
¿Qué pasa con sus especificaciones? Sobre el papel, tenemos una pantalla IPS FHD+ de 6,58 pulgadas y 120 Hz, y bajo el capó, se puede encontrar un chipset MediaTek Dimensity 1080 junto con 12 GB de RAM que se puede ampliar virtualmente a 19 GB. También vendrá con 256 GB de almacenamiento UFS 3.1 y en la parte posterior del teléfono, se puede encontrar una cámara triple con un sensor principal de 108 MP. Además, contaría con clasificación IP68/IP69 para resistencia al agua y al polvo, junto con la certificación MIL-STD-810H.
¿Qué perdemos?
Lo primero, y más notorio, es un ingente incremento en el peso y el grosor del dispositivo. Si los móviles con baterías ‘normales’ pueden pesar alrededor de los 215 gramos, el multiplicar esta celda por 5, implica que el peso pueda acercarse a los 500 gramos, siendo muy incómodo de usar. Basta con ver como smartphones con celdas de 10.000 mAh ya son capaces de rondar los 400 gramos, por lo que no es nada descabellada esta cifra.
Además, estos smartphones suelen pertenecer a marcas pequeñas y menos conocidas, por lo que las perspectivas de soporte o actualizaciones no están claras. Puede que llegues a ver un par de actualizaciones de Android, una o ninguna, lejos de lo que ofrecen marcas como Apple o Samsung.
Por último, al no ser teléfonos centrados en el campo fotográfico, es muy habitual encontrarnos con cámaras cuyo rendimiento está por debajo de lo esperado. Lo mismo suele suceder con los altavoces, ya que gran parte del espacio interno del terminal está dedicado a alojar baterías más grandes.