Con el paso de los años, el avance tecnológico ha afectado de manera considerable a la telefonía. Las especificaciones de los móviles han experimentado mejoras en todos sus apartados, pero la autonomía es uno de los aspectos que más peso ha ganado durante el último periodo. Una prueba bastante clara de ello es la aparición de la conocida como carga rápida.
Este concepto fue denominado por Xiaomi, la pionera de esta tecnología que permite gozar de unos tiempos de carga excesivamente reducidos para tener nuestro smartphone listo lo antes posible. De hecho, hay algunos terminales cuyas características como las del Xiaomi 11T Pro son capaces de elevar la energía al 100% en cuestión de tan solo 15 minutos. Unas cifras muy alentadoras que atraen a cualquiera.
Sin embargo, si tu dispositivo goza de esta propiedad, es más que recomendable que eches un vistazo al cable que estás utilizando, ya que, de no ser el ideal, la velocidad de carga no sería tan notoria como se espera. Aunque, cuidado con que se rompa el cable de carga del teléfono.
¿De qué depende la carga rápida del móvil?
Realmente, la carga rápida de un móvil depende de tres componentes principales: el cargador, el móvil y el cable. Cada uno desempeña un papel clave:
- El cargador: Es el encargado de proporcionar la potencia necesaria para la carga rápida. Debe ser compatible con el estándar de carga rápida específico (como Qualcomm Quick Charge, Power Delivery, etc.) y tener suficiente potencia para aprovechar al máximo la capacidad del móvil.
- El móvil: Es el dispositivo que regula la cantidad de energía que puede aceptar sin sobrecalentarse o dañarse. Además, el móvil debe contar con componentes diseñados para soportar estas velocidades de carga.
- El cable: Aunque a menudo se pasa por alto, es crucial para la carga rápida. Un cable de baja calidad o no certificado puede limitar la cantidad de corriente que pasa del cargador al móvil, reduciendo la velocidad de carga.
Por eso…
Usa siempre el cable ideal
Acostumbramos a tener en casa un enorme número de aparatos que funcionan mediante la misma conexión USB-C, como altavoces, auriculares inalámbricos, tablet… Esto puede llevar a confusiones a la hora de escoger el cable idóneo, pero no tienes que preocuparte de que tu terminal experimente una sobrecarga y acabe sufriendo daños la batería.
Ten en cuenta que el cable USB es el elemento que conecta el cargador con el móvil, y, por tanto, es el responsable de transmitir la corriente eléctrica entre ambos. Sin embargo, no todos los cables USB son iguales ni tienen la misma capacidad de conducción. Según su tipo de conector (USB-A, USB-C, microUSB, etc.), su versión (USB 1.0, USB 2.0, USB 3.0, etc.) y su calidad (materiales, grosor, longitud, etc.) se va a poner más o menos resistencia eléctrica, es decir, la oposición que ofrece al paso de la corriente.
Un cable con mayor resistencia eléctrica hará que se pierda parte de la potencia de carga en forma de calor, lo que se traduce en una menor velocidad y eficiencia de carga. Además, un cable con mucha resistencia puede provocar sobrecalentamiento o daños en el cargador o el móvil.
Por eso, para aprovechar al máximo la carga rápida de tu móvil, debes usar un cable USB adecuado para ello. ¿Cómo saberlo? Lo más sencillo es usar el cable que viene con el móvil o el cargador en la caja, ya que está diseñado para soportar la potencia máxima que ofrece ese dispositivo.
Resulta prácticamente imposible identificar cuál es de carga rápida si no dispones de la descripción del producto. Por esta razón, es recomendable hacer uso del que viene con el smartphone en la caja, pero si necesitas comprar otro cable USB, debes fijarte en las especificaciones del producto y comprobar que cumple con los requisitos del protocolo de carga rápida que usa tu móvil. Por ejemplo, si tu móvil usa Power Delivery, necesitarás un cable USB-C a USB-C con una versión igual o superior a USB 3.1.
Otra de las preocupaciones que debes de tener es la del estado del cable. Es importante que el cable se encuentre sin dobleces extraños ni con mala apariencia, que normalmente se debe a llevarlo enrollado. Un enemigo de los cables es precisamente doblarlo en extremo. De hecho, no se debería doblar, o al menos lo mínimo posible. Ya que aunque seamos amigos del orden, un cable durará mucho más si no se ha doblado nunca.
También es importante tener en cuenta la postura que adquiere a la hora de cargarse, ya que en ocasiones lo utilizamos en el mismo lugar, y el cable puede tener una postura más forzada. Esto derivará que en ese punto podría calentarse y tarde o temprano romperse por ese lugar. Para evitar problemas derivados del cable, lo mejor es comprar uno nuevo. No es demasiada inversión y evitarás males mayores, sobre todo si ya tu cable presenta esos rizos característicos de haberlo doblado una y otra vez.
Algo que todo el mundo hemos visto a la hora de cargar un teléfono es que si mueves un poco el cable, este comienza a cargar, pero si lo suelta no lo hará. Si este es tu caso, ni se te ocurra hacerlo. Debemos de tener en cuenta que en el caso de la carga rápida, esto es un inconveniente mayor, ya que puede provocar que tu batería se rompa de manera muy fácil, así que evítalo.
Por supuesto, también es muy, pero que muy importante encontrarnos con que el cargador sea el original. Esto a largo plazo te va a evitar una serie de problemas que pueden comenzar a dañar tu teléfono móvil. En el caso de que no sea el original, lo más conveniente es que sea uno de los muchos que están homologados por la propia marca, que no son precisamente pocos los que están en el mercado.
La carga rápida puede fallar por culpa del cargador
Como acabamos de decir, otro elemento fundamental para sacar todo el partido posible a esta característica es el cargador donde conectas el cable, de hecho, es mucho más importante que el mencionado cordón. En este sentido, las compañías afirman que es aconsejable emplear el correcto para evitar disgustos. De este modo, en el caso de que la batería se vea afectada negativamente, la garantía no cubrirá los gastos correspondientes por un mal uso.
Esta decisión por parte de las empresas no significa que no puedas emplear un cargador distinto. Principalmente, porque el dispositivo se adaptará a los valores de carga que proporciona el conector. Eso sí, uno de baja calidad podría causar daños en este componente, así que asegúrate de comprobar esta faceta.
Si optas por echar el guante a un cargador exageradamente barato, es una posibilidad que el teléfono se niegue a cargar debido a que no soporta los valores mínimos que exige. La información de este producto viene inscrita en él. Comprueba sus datos y compáralos con las especificaciones del smartphone.
Cuidado con los cables falsos
Es importante comprar cables de carga y datos que tengan certificaciones como la CE, RoHS y FCC. Además, es importante tener en cuenta la longitud del cable y su diseño. Es recomendable comprar cables de carga y datos de marcas reconocidas y evitar comprar cables de baja calidad o de origen desconocido, pues pueden simplemente no ofrecer las funciones prometidas (es decir, puede cargar solo el teléfono, pero no transferir datos), o directamente puede suponer un riesgo para la batería y el móvil.
Evita comprar cables por un euro y ofertas similares que nos hagan intuir que estamos, evidentemente, ante uno de los muchos timos presentes en determinadas tiendas online. Este tipo de cables no solo son de mala calidad, sino que además pueden provocar algunos problemas internos en el dispositivo o que incluso se trate de una cuestión en la que el dispositivo acabe sufriendo un cortocircuito y otras similares.