Todos hemos visto los anuncios de las compañías de telefonía prometiendo velocidades de vértigo. “¡Velocidades de hasta 1 Gbps!”, “¡Ahora con velocidades de hasta 300 Mbps!”, “Ahora con la máxima velocidad del mercado”… Lo que pasa es que, luego, llegas a casa, y no te da la impresión de navegar tan rápido. ¿Cómo puedes comprobar tu velocidad de Internet?
En este momento, es cuando te recomendamos acudir a los medidores de velocidad que numerosas compañías ofrecen en la Red. Lo que pasa es que no todos ellos son iguales, ya que muchos dependen de operadores, pero lo que los resultados no pueden ser del todo fiables. Lo que necesitas es una herramienta totalmente independiente que trabaje con todos los operadores del mercado y funcione con la mejor tecnología.
Y es entonces cuando descubres como testdevelocidad.es es, con diferencia, la mejor web que puedes usar para medir la velocidad del WiFi de tu casa, tu oficina, o el lugar donde tengas instalado los routers.
Cómo medir la velocidad del WiFi de casa
Antes de ejecutar una prueba de velocidad de Internet para comprobar si estás recibiendo lo mismo que te ofrece la compañía, es importante optimizar la prueba. Para ello, y con el fin de obtener los mejores resultados, es recomendable conectar tu ordenador o portátil directamente por cable al módem con un cable Ethernet, si quieres medir la velocidad máxima que te llega, o ejecutar testdevelocidad.es en un dispositivo móvil cerca del router.
Cierra todas las aplicaciones en segundo plano pueden consumir ancho de banda, como Spotify, Netflix, o cualquier otra app que requiera de conexión a la Red y que puede alterar los resultados de la prueba.
Cuando tengas todo a punto, accede a la web de testdevelocidad.es y simplemente pulsa sobre el botón de Iniciar test de velocidad. La prueba durará unos segundos y te dará los datos de bajada, de subida, y el ping al que estás sometido, además del operador que te suministra tu conexión y tu dirección IP.
Interpreta los resultados
Al finalizar el test, lo importante es que te fijes en tres datos, la velocidad de bajada, subida y el ping. ¿Qué significa cada uno?
- Velocidad de bajada: Es lo que determina la rapidez con la que podemos navegar por Internet, ver contenido en streaming o descargar archivos, siendo clave para evaluar el rendimiento general de nuestra conexión. Es lo que, sobre el papel, nos ofrecen las compañías de Internet.
- Velocidad de subida: Esta medida refleja lo rápido que podemos enviar datos a la red. Aunque no siempre recibe la misma atención que la bajada, es fundamental para quienes suben vídeos, hacen videollamadas, o comparten archivos en la nube.
- La latencia o ping: Mide el tiempo que tarda un paquete de datos en viajar desde nuestro dispositivo hasta el servidor y volver. Se expresa en milisegundos (ms) y cuanto más bajo sea, mejor, sobre todo si vas a llevar a cabo actividades en tiempo real como jugar online o hacer videollamadas.
¿Por qué es inferior a lo contratado?
Ya te adelantamos que si los resultados son superiores a lo que te ofrece la compañía, pueden hacerte un monumento, ya que esto es raro, rarísimo, casi imposible de ver. Lo más normal es que si, por ejemplo, tienes contratada una conexión de 600 Mbps, la cifra resultante sea menor por diferentes motivos.
Primero, la conexión por cable siempre va a ser más rápida que la conexión vía WiFi, por lo que la forma óptima de comprobar la velocidad de Internet en casa es, como dijimos antes, conectar el ordenador directamente al router por cable.
Segundo, piensa que puedes tener muchos dispositivos (la TV, la consola, el móvil, la tablet, el PC, a una misma conexión y esto, por supuesto, va a reducir la velocidad) Además, la distancia al router y la colocación del mismo también son factores a considerar.
Tercero, el propio operador no garantiza recibir la máxima velocidad, ya que además de estos factores, el tráfico y la saturación de la Red, las bandas, la cercanía a la central del operador, e incluso el clima puede afectar a la transferencia de datos.
Por eso, si recibes al menos un 60% de la velocidad contratada, puedes darte con un canto en los dientes.