Qué te puede pasar si publicas tu número de teléfono en Internet (y casi nada es bueno)
Hoy nos hemos levantado con un caso curioso, el de una diputada del PP, en concreto Loreto Cascales, que ha publicado su número de teléfono y el correo electrónico en Twitter para que la gente se ponga en contacto con ella mediante WhatsApp y otras redes sociales. Sin entrar en colores políticos, no deja de ser un ejemplo tremendamente irresponsable de cara al resto de usuarios, ya que aunque sean datos de contacto «profesionales», son muy sensibles. Si a alguien se le ocurre imitarla, vamos a comentar a continuación qué es lo que le puede pasar.
Lo cierto es que nos ha llamado la atención que, por querer parecerse a EE.UU. y utilizar las maneras anglosajonas de hacer nueva política, la política valenciana, auto-denominada Diputado de Proximidad del PP de Alicante, ha dejado en Twitter este mensaje:
Loreto Cascales Mart@LoraCascalesDiputado de proximidad del PP de Alicante: os dejo mi número 637584574 con watsapp y cascalesloreto@gmail.com. Estamos en contacto!03 de abril, 2024 • 01:10
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Ya ha habido varios que le han comentado lo erróneo de su acción y, de hecho, creemos que se ha debido arrepentir porque en su perfil de WhatsApp no hay datos personalizados para identificarla ya.
Es un ejemplo de lo que absolutamente nadie debería hacer NUNCA. Publicar en Twitter y de forma pública nuestro teléfono y correo electrónico es una auténtica temeridad. Pero no le echemos la culpa solo a esta diputada, probablemente asesorada por alguien con poca idea, recordemos la famosa fiebre por activar las llamadas de WhatsApp y cientos de personas publicando sus teléfonos en foros y páginas, sin ir más lejos, como MovilZona.
Problemas que pueden llegar
Son dos datos que, si los vamos dando alegremente, pueden desvelar muchos más detalles de nuestra personalidad. Pongamos el ejemplo de la política valenciana. En su mensaje tenemos su nombre y apellidos completo, el correo electrónico y el móvil. Una simple búsqueda en Google de cualquiera de esos datos nos puede desvelar direcciones, fotos, otros detalles de contacto, perfiles en redes sociales, etc.
Cargos en tu factura del móvil
El primer problema y más obvio es que cualquiera puede tomar estos dos elementos y suscribirnos a una serie de servicios de SMS Premium, que aunque sería un delito, es una estafa que está ampliamente extendida, con el móvil o intentar colarse en nuestra cuenta de correo. Es más, los puede utilizar para que nos empiecen a llegar cientos de mensajes de SPAM y, por otra parte, enmascarar sus acciones como si las remitiéramos nosotros mismos.
Suplantación de identidad
Pero sigamos adelante, estos detalles pueden servir para, si el que los obtiene tiene algo de mala idea, usarlos como medio de contacto en redes de contactos, servicios de índole sexual y cualquier otro sitio en Internet. Eso quizás no nos acarreará ningún problema inmediato, pero empezaremos a recibir mensajes y más mensajes que, probablemente, no son agradables.
En definitiva, ofrecer este tipo de datos sin ningún tipo de filtro puede acarrear que alguien sea capaz de suplantar nuestra identidad en Internet, ya que podría aportar datos personales que harían creer al que está al otro lado que está tratando con una persona legítima.
Fake mailer, SMS y caller
Esta entraría dentro de la anterior categoría pero queremos separarla porque son aplicaciones que podemos usar para enmascarar nuestro número de teléfono o email y que la persona que recibe nuestra comunicación crea que es la otra persona la que llama o envía un mensaje. Es más, si el receptor tiene a la otra persona en la agenda, apareceremos con su imagen y nombre en lugar de sólo tener un número de teléfono en pantalla. Además, son fáciles de encontrar en Google Play ya que apelan a la posibilidad de gastar «bromas» con ellas.
Qué hacer si ya hemos cometido esta imprudencia
Si estamos recibiendo mensajes o llamadas de servicios que no hemos contratado o notamos la llegada de spam de forma alarmantemente inusual, hay que ponerse en contacto con los servicios donde supuestamente nos hemos dado de alta para recibir estos mensajes y solicitar que nos borren de sus bases de datos.
El siguiente paso es ejercer nuestro derecho al olvido, sobre todo a Google que es el punto por el que nos encontrarán más usuarios. Eso se hace a través de un formulario que podéis encontrar aquí.
El último paso es plantarnos con los mensajes en una comisaría y denunciar el caso de suplantación de identidad en Internet, lo que iniciará una investigación y, sobre todo, nos eximirá de la responsabilidad que pueda surgir de las acciones de quien nos ha robado los datos desde el momento en el que los está utilizando (aunque seamos nosotros los que los hemos publicado).