El que suscribe ha sido un firme defensor y usuario de terminales con diagonales de 5 pulgadas o menos. He huido sistemáticamente de las pantagruélicas pantallas que se ofrecían los phablets, abogando siempre por la comodidad que tienen los tamaños más compactos para llevar el terminal en el bolsillo. Durante las últimas semanas se me presentó el desafío de utilizar un phablet, concretamente un Huawei Ascend Mate 7, como principal terminal para mi día a día a modo de prueba para saber si mi rechazo a estos «zapatófonos» salía reforzado o cambiaba de opinión. Estas han sido mis primeras sensaciones ¿cambiarán con el tiempo?
Llevo ya varias semanas con un Huawei Ascend Mate 7 en el bolsillo – y lo noto -. Anteriormente, como ya he confesado en esta página en más de una ocasión, no sólo llevé terminales más pequeños en el día a día, como fueron un iPhone 4 o un Nokia Lumia 1020, sino que en enero, a la hora de hacerme con un Android para terminar mi periplo por todos los sistemas operativos, me decanté por uno de 4,7 pulgadas, el Samsung Galaxy Alpha.
En esta ocasión, esta profesión que, reconozcámoslo, tiene algunos «extras» envidiables, me va a permitir poner a prueba otra de mis convicciones, la que me hace rechazar cualquier terminal con una pantalla que tenga más de 5 pulgadas. Para ello tengo la posibilidad, y llevo haciéndolo desde hace varias semanas, de utilizar uno de los mejores phablets del mercado, y de los que tienen mayor tamaño de pantalla hasta 6 pulgadas, de 2014, el Huawei Ascend Mate 7 – al que todavía tengo que instalarle Android 5.1 con el gran tutorial del compañero Victor Rodríguez –
No voy a valorar este producto, ya lo hemos hecho profusamente y no tiene mucho sentido, sino las primeras sensaciones que he tenido al usar habitualmente un terminal de estas dimensiones y las primeras sorpresas, tanto buenas como no tanto, que me he encontrado con el formato phablet.
Mis manos no son pequeñas, pero no es suficiente
Evidentemente, al cambiar de una pantalla de 4,7 pulgadas a una de 6 pulgadas, el tamaño se nota y mucho. El Galaxy Alpha es un terminal tremendamente compacto y ligero, con el que podía usar una sola mano sin problemas y que si le agarraba con las dos, no tenía problemas para llegar a ningún punto de la pantalla.
Con el Ascend Mate 7 esto no pasa. Las primeras experiencias al intentar escribir con una sola mano han sido nefastas y, aunque lo coja con las dos manos, no es una experiencia muy cómoda. Incluso he optado por poner un teclado que puedo reducir en su tamaño, Fleksy, pero solo ha sido un parche. En general, sigo aún intentando encontrarle comodidad a usar un teléfono tan grande en este sentido, y creo que me va a costar bastante.
Un tamaño que, de momento, me molesta en el bolsillo
Soy de llevar el móvil en el bolsillo. En el vaquero, un terminal de 6 pulgadas es un incordio, sobre todo al sentarse. Pese a que el Ascend Mate 7 tiene muy balanceado el peso, lo que le da una sensación de ligereza impresionante para ser un terminal cuerpo metálico, ha sido un problema para usarlo incluso en alguna bandolera en la que, directamente, no cabe en ningún bolsillo.
No todo va a ser malo… cosas muy interesantes y que me hacen querer seguir usándolo
Cómo cabía esperar, lo que más me molesta de un terminal de estas dimensiones es, eso, su tamaño. Pero tengo que reconocer que si estoy mucho tiempo usándolo, no se si me va a ser fácil volver a usar 4,7 pulgadas. Y es que, lo reconozco, navegar, leer el correo, chatear o ver un vídeo en esta pantalla es una auténtica gozada. Hay espacio suficiente para todos los elementos y mis dedos pueden pulsar tranquilamente en enlaces y botones sin dar a varios a la vez.
Otro elemento que he notado, y mucho, es que con un terminal de estas dimensiones hay un componente que crece en consecuencia, la batería. Pese a tener una pantalla mucho más «hambrienta» de mAh que la del Galaxy Alpha, estamos hablando que he pasado de unos 2.000 mAh a 4.100 mAh. Ya no me recorre un sudor frío por la espalda al ver la batería al 10%, se que me quedan, literalmente, horas por delante antes de que me deje «tirado».
Pequeños añadidos que se hacen imprescindibles
Estar sacando el terminal todo el rato del bolsillo es una autentica pesadez si no es porque vamos a hacer algo con el, por lo que han ido empezando a ser muy necesarios algunos accesorios para mi día a día. El primero han sido unos auriculares bluetooth con manos libres. No sólo por lo cómodo de poder guardar el móvil en la mochila y escuchar la música, evitando tener que llevarlo en el bolsillo del pantalón o la camisa, sino porque otra cosa que aún me parece que roza el ridículo es ponerse semejante «loncha» en la oreja para hablar. Con temperaturas de 40º, una pantalla así pegada a la mejilla no es precisamente un «bálsamo» para dejar de sudar – y la dejamos hecha un auténtico Cristo -.
El otro complemento ha sido un Motorola Moto360. Lo probé con el Galaxy Alpha y era un complemento más, no especialmente «necesario» en realidad. Pero con el Ascend Mate 7 le estoy sacando todo el jugo para evitar en todo lo posible sacar el móvil del bolsillo. Es una gozada poder hacer cosas como controlar la música, leer mensajes – que no queremos contestar – y lanzar alguna aplicación como Shazam sin sacar el teléfono de donde lo tengamos guardado.
Aún tengo algunas semanas más – o incluso más – para seguir usando el phablet y, de momento, la balanza aún se inclina ligeramente por terminales algo más pequeños, quizás ya de 5 pulgadas (o algo más como 5,2″ como máximo). Veremos si dentro de un tiempo es posible seguir utilizando un terminal de esas dimensiones o habré sido «abducido» por tamaños más grandes
¿Cuál ha sido vuestra experiencia? ¿Seguiré convencido de que 5 pulgadas es el tamaño perfecto de pantalla? Hagan sus apuestas.