Esta mañana surgía la noticia de que Telefónica, como recogían los compañeros de ADSLZone, al contrario que sus contrincantes españolas, tiene sus miradas puestas en una fusión a nivel internacional con la British Telecom (BT), y así dar el primer paso en la creación del super operador europeo ante la amenaza de la americana AT&T, que más que nunca tiene ganas de dar el salto del Atlántico.
Por activa y por pasiva, las operadoras españolas cada vez que han tenido oportunidad han afirmado que la concentración del mercado de las telecomunicaciones, tanto en España como en Europa, es el camino para mejorar la oferta y aumentar la competitividad de las empresas. Es decir, apuestan por menos operadores pero más grandes, potentes y, con el movimiento de Telefónica, transnacionales.
¿Por qué busca la fusión fuera de España Telefónica y no dentro?
En primer lugar, tras las operaciones de ONO por parte de Vodafone y Jazztel, que va camino de Orange, la siguiente pregunta que había en el sector era ¿qué hará Telefónica? Las posibilidades de fusión con otro operador dentro del territorio nacional eran excasas, con una Yoigo con el cartel de «Se Vende» pero que aportaría poco o nada al negocio de la incumbente.
Y es que Telefónica tiene un sólido negocio tanto en el móvil como en ADSL, fibra óptica y hasta en televisión, y buena muestra es la marcha este año de la recuperación de las portabilidades que, si bien sigue siendo negativa, no deja de bajar. La potencia de su oferta convergente hace que el aporte incluso de Yoigo, y no digamos de otro OMV donde no hay que olvidar que ya posee Tuenti Móvil, sea casi anecdótico. Sí, sumaría unos de millones de usuarios de la filial de Telia Sonera, pero un negocio que en los últimos tiempos hace aguas, tanto en su oferta como en su red de distribución.
La amenaza americana tiene nombre: AT&T
Precisamente, Yoigo es una, que no la única, de las puertas que podría utilizar para que algún gigante americano pusiera pie en Europa. AT&T es la principal preocupación de Telefónica y BT dada la dimensión de la operadora con una capitalización en bolsa de cerca de 145.400 millones de euros, algo que en estos momentos es 1,5 veces la dimensión que tendría este superoperador que nos permitiréis la libertad de llamar «BTelefónica».
02, la clave del proceso
El proceso de acercamiento entre la española y la británica empieza por la venta de O2, la marca que Telefónica tiene en Reino Unido con 24,08 millones de clientes y que permitiría a British Telecom plantar cara en el mercado móvil a la que allí es la que manda, Vodafone.
Por su parte, BT es el mayor operador de telefonía fija del país, negocio en el que 02 aún no ha entrado, pero tiene una presencia escasa en el móvil, la incorporación de O2 le permitiría lanzar una oferta convergente muy potente para competir con las que ya están lanzando otros competidores dado que este tipo de productos aún están empezando a generalizarse en el país británico.
Lo más curioso de todo esto es que 02 realmente sería una «re-compra», dado que el operador es en realidad la antigua filial del mercado móvil de BT, vendida mediante una colocación en Bolsa y que en 2006 era comprada por Telefónica por 26.000 millones de euros, donde también se incluían los negocios de Irlanda y Alemania, éste último que aún se queda en poder de la operadora española.
¿Cómo sería esta «BTelefónica»?
El cambio de cromos sería que Telefónica, a cambio de la venta de 02, pasa a contar con un 20% del capital del grupo British Telecom. Es decir, que dejaría de ser el dueño de la operadora móvil pero pasaría a ser un socio mayoritario en el coglomerado de BT, donde seguiría teniendo, virtualmente, parte del control del negocio móvil de BT en Reino Unido.
Esta claro que este es el primer paso que parecen están orquestando desde Telefónica entre César Alierta y Jose María Álvarez Pallete, donde 02 sigue siendo una pieza de cambio muy suculenta para realizar otra alianza en uno de los mercados más importantes, Alemania, ya que como hemos comentado antes, el negocio en el país germano no entra en el acuerdo.
Un primer paso para el super-operador europeo de Telefónica ¿pero esto de qué nos sirve?
Llegamos a la clave ¿un super-operador europeo para qué? Tanto en el pasado TELCO de Santander como la semana pasada hemos oído la misma cantinela por parte de los operadores sobre el mercado resumida en la palabra «concentración». La comparación con el mercado americano donde sólo un puñado de operadores pelean por el mercado frente a las varias decenas que hay en Europa tiene preocupadas a las empresas del Viejo Continente.
La razón es sencilla, el músculo financiero de AT&T, por ejemplo, podría arrasar mercado a mercado pero una alianza, donde Telefónica está claro que quiere ser no sólo parte, sino llevar la voz cantante, podría hacer frente a la inversión que haría ésta. La realidad por tanto y en definitiva, es que la preocupación de las operadoras en este sentido está más relacionada con su débil posición ante un ataque americano en su propia casa, donde se ven sin las armas suficientes para contrarrestarlo, que en lo que realmente se va a transformar en forma de ofertas para los clientes.
Y es que, en definitiva, en el bolsillo del usuario no se notarán muchas diferencias. La promesa es siempre la misma, ofertas más competitivas dado que el mercado es más grande y hay mejores posibilidades de inversión. Incluso podría alejar el «fantasma» de la subida de precios debida a la eliminación del roaming en diciembre de 2015. Pero donde más se ganaría con un super-operador europeo supone sería en el desarrollo de las infraestructuras, ya que la factura, y la financiación, de mejores redes tanto móviles como fijas se soportarían con una base de clientes más amplia y una empresa más grande.