Nunca me han llamado la atención los smartphones plegables. Sí, he ido a varias presentaciones y me han explicado por activa y por pasiva sus ventajas, pero creo que son dispositivos para un nicho de mercado demasiado concreto. Y es que, aunque reconozco la innovación tecnológica que representan, siempre me ha incomodado esa ligera protuberancia que deja la bisagra bajo la pantalla que, cierto es, ha ido mejorando con el paso de los años.
Lo que pasa es que, igual que una persona acostumbrada a una pantalla de 120 Hz va a torcer el ojo cuando se enfrenta a una de 60 Hz, una pequeña imperfección en la mitad de la pantalla será suficiente para quien está acostumbrado a usar pantallas lisas.
Sin embargo, estas Navidades he tenido una especie de revelación al observar las posibilidades que ofrece un dispositivo como el Galaxy Z Flip6, y debo admitir que me ha hecho replantearme mi postura. Y el culpable de todo ha sido mi hijo de 2 años.
Hacer fotos es muy diferente con un plegable
La clave de mi cambio de opinión ha sido el modo Flex de la cámara del Galaxy Z Flip6 que tenía en la oficina. Este modo convierte al smartphone en su propio trípode, algo que puede parecer una pequeñez hasta que te encuentras en situaciones específicas como las que he vivido recientemente.
En mi caso, me he dado cuenta de que apenas tengo fotos en las que salgamos juntos mi pareja, nuestro pequeño y yo. Tenemos cientos de fotos de nuestro hijo, por supuesto, pero la mayoría son solo de él o de él con su madre, o de él conmigo. Pero fotos de los tres juntos, en las que podamos congelar un instante familiar completo, son increíblemente raras y tampoco queremos ir molestando a la gente para que nos haga una foto a cada rato, que ya sabemos que los niños pequeños, paciente, lo que se dice pacientes, no son.
Vale que esto es fácil de solucionar llevando un trípode pequeño con nosotros, sacarlo, colocarlo y ajustarlo, pero nadie en su sano juicio hace eso, y los palos selfies son cosa del pasado. Aquí es donde entra el Galaxy Z Flip6, o cualquier otro móvil plegable, con su capacidad para mantenerse de pie en casi cualquier superficie gracias a su diseño plegable. La posibilidad de ajustarlo en el modo Flex y utilizar la pantalla superior como visor para encuadrar la foto me parece una solución extremadamente práctica. Tan solo hay que usar el temporizador y listo, foto de familia perfecta.
Además, el modo Flex también ofrece ventajas para grabar videos o hacer videollamadas con las manos libres, algo que también resulta muy útil en reuniones familiares o incluso para esos momentos en los que queremos hablar con familiares lejanos. y que también he podido usar en Navidad con aquellos que faltaron a nuestra mesa.
Aún no he dejado de lado mi iPhone 16 Pro (que también estoy probando) pero parece que tengo bastante claro cual va a ser el smartphone que voy a comprar aprovechando las rebajas de enero. Y en eso sí que voy a ser inflexible.