Los relojes inteligentes con sistema WearOS han llegado con promesas de conectividad total, una experiencia Android nativa y acceso a miles de aplicaciones de la mano de Google. Sin embargo, cada vez son más los que señalan desventajas que sitúan a WearOS por detrás de otras plataformas que incorporan algunas marcas de smartwatches.
A pesar de contar con el respaldo de Google, estos relojes suelen sufrir problemas de rendimiento, autonomía limitada, escasa integración del ecosistema y actualizaciones inconsistentes. A continuación, repasamos las principales razones por las que un smartwatch con WearOS puede resultar una opción menos acertada de lo que esperábamos.
Autonomía limitada frente a la competencia
A diferencia de otros sistemas, como watchOS o Tizen, los dispositivos WearOS suelen ofrecer apenas una jornada completa de uso intensivo antes de requerir recarga, especialmente si se activan funciones de pantalla siempre encendida o GPS activo. Este menor plazo de tiempo te obliga a quitártelo por la noche y perder métricas de sueño, algo que raramente sucede con Apple Watch o Samsung Galaxy Watch, cuyos modos de ahorro extienden la duración a dos o tres días y no hablemos de los relojes con sistemas más específicos. El diseño de WearOS prioriza animaciones fluidas y respuesta rápida, pero esto devora batería como si no hubiera un mañana.
Uno de los grandes inconvenientes de los teléfonos móviles es tener que cargarlos a diario, si a eso le sumamos tener que cargar también el reloj, se convierte en una situación molesta. Muchas personas que nos preguntan por buenos smartwatches, la primera reivindicación que mencionan es que la autonomía llegue al menos a los 3 o 4 días y eso nos obliga a descartar en la mayoría de ocasiones los dispositivos con WearOS.
Rendimiento irregular y lentitud puntual
WearOS corre sobre hardware muy variado: algunos fabricantes montan procesadores de última generación, mientras que otros optan por chips de baja potencia para abaratar costes. Esta diversificación de procesadores se traduce en relojes que a veces experimentan retrasos al abrir apps, lags en la respuesta táctil o transiciones menos suaves que la de sus rivales. Además, las animaciones y los efectos visuales de WearOS exigen recursos que ciertos módulos no siempre pueden suministrar, lo que sacrifica la experiencia de usuario en modelos que son económicos.
Ecosistema de aplicaciones menos optimizado
Aunque la Play Store te da la opción de tener miles de apps, solo un puñado está realmente diseñado para pantallas pequeñas y uso reducido de batería. En comparación, watchOS cuenta con aplicaciones creadas específicamente para el reloj, aprovechando mejor las APIs de Apple. Los desarrolladores tienden a priorizar iOS antes que WearOS, por lo que las apps populares (música, ejercicios o productividad) suelen llegar tarde o con funciones desmejoradas que otros sistemas. Esto deja a muchos usuarios con alternativas de terceros, que no siempre funcionan bien del todo.
Actualizaciones irregulares y soporte fragmentado
WearOS depende tanto de Google como del fabricante del reloj: primero, el sistema base recibe una gran actualización, y luego cada marca debe adaptar su capa personalizada (si la tiene) y realizar las pruebas necesarias. El resultado es que modelos de la misma generación pueden tardar meses en obtener la última versión. Mientras otras marcas lanzan las actualizaciones compatibles para todos a la vez, Samsung y Garmin ofrecen actualizaciones periódicas y coordinadas, WearOS se ve lastrado en este aspecto. En ocasiones, hay que esperar incluso seis meses para disfrutar de nuevas funcionalidades. Aunque tenerlas las tiene.
Integración incompleta con el ecosistema Android
En teoría, WearOS debería integrarse a la perfección con Android; sin embargo, en la práctica muchas funciones ocultan limitaciones por culpa de la adaptación al formato de reloj inteligente. La sincronización de notificaciones falla con ciertas capas de interfaz y marcas, el control multimedia no siempre reconoce todas las apps de streaming, y la experiencia de Google Assistant en la muñeca carece de fluidez que debería. Además, la función de llamadas por LTE integrada en algunos relojes WearOS no es tan intuitiva ni estable como la de sus competidores, permitiendo desconexiones frecuentes.