Los smartwatch modernos no son para mi, pero si Casio lanzara un reloj inteligente…
Me encantan los relojes inteligentes. Me parece alucinante como animan a la gente (de todas las edades) a mantenerse en forma y todo lo que pueden hacer por nosotros. Pero, simplemente, no están hechos para mí.
Y mira que lo he intentado varias veces, con modelos de distintas marcas, desde los más populares de Samsung o Apple hasta otros más discretos de Xiaomi o Huawei, siendo estos últimos los que más me han convencido (sobre todo el Xiaomi Watch S4 o el Huawei Watch Fit 4).
Todos prometen revolucionar la forma en la que interactuamos con la tecnología, pero en mi caso, ninguno ha conseguido quedarse en mi muñeca más de unas semanas. Son grandes (para mi gusto), pesados (más que un reloj convencional) y, sobre todo, demasiado dependientes de la batería.
Que un reloj tenga que pasar por el cargador cada dos o tres días me resulta absurdo, especialmente cuando vengo de usar relojes que duran años con una simple pila. En los mejores casos, he conseguido que aguanten una semana, diez días si el fabricante es conservador con las funciones y el brillo de pantalla. Pero aun así, la sensación de tener que “cuidarlo” como si fuera un móvil más me rompe el encanto.

A esto se suma otro problema que me agota: las notificaciones. Por mucho que se puedan configurar, al final el reloj acaba vibrando o encendiendo la pantalla a cada rato. Correo, WhatsApp, llamadas, recordatorios… Llega un punto en que deja de ser práctico y se convierte en una fuente de distracción permanente. Quizá sea una cuestión de costumbre, pero a mí me resulta más natural mirar el móvil cuando quiero y olvidarme del reloj cuando no.
Ahora, si se logra hacer un Casio estilo Pebble…
¿Recuerdas los primeros smartwatch? Yo añoro aquellos Pebble, con pantalla monocromáticas, ligeros y con una batería de larga duración. Pero tras ser adquirida por Fitbit hace casi 10 años, no he vuelto a sentirme cómodo con ningún reloj inteligente moderno.
Por eso sigo llevando un Casio (no normal, de los de toda la vida, no uno de sus pocos smartwatch que pecan de los mimos problemas que algunos de los modelos que he repasado). De hecho, llevo uno casi a diario desde hace más de quince años. No es el más bonito, ni el más caro, pero sí el más honesto. Ligeros, sencillos, duros como una piedra y con una autonomía que casi parece de otro tiempo.
Los modelos clásicos son todo lo que necesito: muestran la hora, tienen alarma, cronómetro y una iluminación tenue pero funcional. Nada más y nada menos. Y eso es precisamente lo que me gusta. No hay que actualizarlos, no hay que cargarlos, no se sincronizan con nada. Simplemente funcionan.
Sin embargo, esta semana ha llamado poderosamente mi atención el proyecto Ollee Watch, una iniciativa que busca convertir los míticos Casio en relojes inteligentes sin perder su esencia.
Gregor Simeonov, un ingeniero eléctrico y fan confeso de la marca, lleva más de año y medio trabajando en un kit que reemplaza la placa base de modelos tan icónicos como el F-91W o el A158W por una versión moderna, con funciones adicionales y conectividad. En esencia, se trata de una actualización silenciosa de un clásico.

El Ollee Watch incluye una pequeña placa de circuito y, si se quiere, una etiqueta NFC que se instala en apenas quince minutos. Con ese cambio, el reloj puede conectarse a una app en Android o iOS para añadir funciones como el seguimiento de pasos, alarmas avanzadas, hora mundial, temporizadores y hasta pequeños juegos.
Todo, eso sí, sin alterar la pantalla LCD original ni el diseño que convirtió a esos Casio en piezas atemporales. Es decir, el reloj sigue pareciendo un Casio de los 80, pero con un alma moderna.
Lo interesante es que Simeonov no ha querido transformar el Casio en otro smartwatch más, sino en una reinterpretación de lo que podría haber sido si la marca hubiese seguido evolucionando su tecnología digital sin dejarse arrastrar por las pantallas táctiles y las notificaciones infinitas. El proyecto incluso tuvo varias versiones experimentales, con brújula y luces LED RGB, aunque al final se ha optado por mantener la sencillez y el espíritu original. Y eso es lo que me gusta.
No me imagino llevando un Apple Watch ni un Galaxy Watch a diario, pero sí un Casio que conserve su diseño clásico y que, de forma discreta, me ofrezca funciones modernas. Algo que no me obligue a cargarlo cada dos noches ni me bombardeé con avisos, sino que simplemente amplíe lo que ya hace bien: ser un reloj fiable, ligero y duradero.