Soy usuario de iPhone desde hace poco tiempo, pero llevo probando los smartphones de la marca desde hace años y, aunque en general, debo asumir que iOS es un sistema operativo mejor optimizado que Android, también hay que señalar que hay unas cuantas características de Android que no me termino de explicar por qué Apple no las copia, cuando clona otras especificaciones más, por decirlo de alguna forma, absurdas.
En concreto, hay una característica de Android que me parece mucho más intuitiva en los smartphones que funcionan con el sistema operativo de Google y que iOS debería imitar de inmediato: la forma en la que maneja el volumen de las alertas y las llamadas.
El mareo con el volumen de iOS
En Android, es súper sencillo alterar el volumen de cualquier cosa que suene den el smartphone. Así, si quieres reducir el volumen del tono de llamada y aumentar el de las alertas, puedes hacerlo de forma rápida porque estos volúmenes están claramente diferenciados, permitiéndome ajustar el tono de llamada sin afectar el sonido de las notificaciones. En cambio, en iOS, todo está vinculado en un mismo control, por lo que al bajar o subir el tono de llamada, harás lo mismo con las alertas, lo que puede ser bastante frustrante.
Esto significa que si bajo el volumen porque no quiero que el teléfono suene fuerte cuando me llaman, las notificaciones también se vuelven más silenciosas, lo cual no siempre es lo que quiero ya que el tono de notificación, que sí se puede cambiar independientemente del de llamada, puede ser un simple pitido, mucho menos molesto que una larga llamada. En Android, por el contrario, puedo ajustar el volumen del tono de llamadas por un lado y el de las notificaciones por otro, desde el menú de Sonido presente dentro de los ajustes del móvil o desde el nuevo menú ampliado de sonido que estrena Android 15.
La única solución en iOS para personalizar el volumen de las notificaciones es hacerlo de manera individual en cada aplicación. Esto implica que, si quiero que WhatsApp me notifique con un sonido más bajo pero que los correos electrónicos sigan sonando fuerte, debo ingresar a la configuración de cada app y modificarlo manualmente. No solo es poco práctico, sino que también puede ser confuso para quienes no están familiarizados con los ajustes más avanzados del sistema.
Este problema se vuelve aún más evidente en situaciones donde necesito un equilibrio en concreto entre tonos y alertas. Por ejemplo, cuando estoy trabajando, quiero que mi iPhone me avise claramente de llamadas importantes, pero sin que las notificaciones de WhatsApp, del correo, o de Instagram me acosen todo el rato.. En Android, esto lo configuro en segundos con los deslizadores de volumen separados. En iOS, tengo que hacer malabares entre configuraciones y, en muchos casos, terminar renunciando a un ajuste perfecto.
No es que Apple no tenga opciones para gestionar las notificaciones, pero estas soluciones no son tan prácticas como deberían. De hecho, existen algunos atajos y modos de concentración que permiten silenciar ciertas alertas o establecer configuraciones personalizadas, pero siguen sin ofrecer la facilidad que me daba Android con su división clara entre el volumen de las llamadas y el de las notificaciones.