Me compré este móvil de gama alta por su cámara y me acabó conquistando su sistema
No todos los móviles de gama alta son iguales, hay ciertas diferencias entre unos y otros, sobre todo si hablamos de marcas. Como experto en tecnología lo sabía, pero no me esperaba que mis sensaciones llegasen al punto en el que me encuentro ahora mismo. Decidí comprar el Google Pixel 9 porque podía ofrecerme una buena relación calidad-precio, pudiendo presumir de contar con unas buenas cámaras para inmortalizar recuerdos, aunque finalmente lo que más me ha gustado ha sido la experiencia de Android puro.
Había leído y visto opiniones sobre el Google Pixel 9, las que me hacían entender que el nivel fotográfico de este smartphone era más propio de un teléfono de 800 euros, que de los 500 o 600 euros que cuesta actualmente y teniendo en cuenta que su diseño me convence, decidí probarlo y que se convirtiese en mi teléfono personal para aquellos momentos en los que no estaba probando otros dispositivos.

Sin duda no me arrepiento de la decisión y si tuviera que volver a pagar ese dinero por comprarlo, lo haría incluso sin valorar la opción de pagar más por el Google Pixel 10, aunque siguiese sin tener un teleobjetivo real. Ya de por sí este Pixel 9 me ofrece todo lo necesario en el día a día, unos colores realistas, una función HDR bien calibrada ante todo tipo de situaciones y aunque es cierto que el zoom x2 es digital, con la IA no se nota prácticamente diferencia a menos que trates hacer fotos o vídeos en distancias más largas.
La cámara es una pasada, pero el rendimiento es aún mejor
Desde que comencé a utilizarlo tuve la sensación de que estaba ante un software bien pulido, donde todo tiene sentido, desde el tamaño de los iconos, hasta la respuesta háptica del móvil e incluso el sonido de las notificaciones. La firma ha conseguido que tanto el sistema operativo, como el hardware convivan en armonía en este dispositivo, una sensación que no había tenido con otros modelos de la marca que probé anteriormente.
No podemos olvidarnos tampoco de la ventaja de contar antes que nadie con las actualizaciones, lo que me deja en mi puesto de trabajo con una ventaja, la de poder tener versiones finales del sistema antes que el resto. Siempre me ha gustado probar novedades y por eso también opté por este Google Pixel 9, sobre todo ahora que trimestralmente vamos a recibir las actualizaciones QPR, con novedades más importantes y destacadas, sin tener que esperar todo un año a la gran actualización.

Los procesadores que utiliza Google siempre han sido muy criticados, pero para el uso que suelo hacer del smartphone, el Tensor G4 se comporta realmente bien. Será menos rápido que otros, pero cuando se combina su «sabiduría» con la de Google, hacen de este un buen chip, capaz de abrir, mover y trabajar con todas las apps o herramientas que se le pongan por el camino.
En la inteligencia del teléfono también radica la diferencia, pasando por la transcripción en tiempo real, la función para descubrir la canción que está sonando, la optimización automática y casi siempre acertada de las fotos e incluso por el filtro de llamadas. Son pequeños extras que al final del día terminas agradeciendo y sin los que una vez te acostumbras, cuesta vivir.