El ZTE Axon M es un modelo que llega con la intención de innovar y ser diferente. No son muchas las compañías que se atreven a dar el paso de poner en el mercado un dispositivo muy distinto en su diseño y usabilidad a lo que habitualmente ofrece un smartphone -en este caso concretamente por su pantalla-, y esto es justo lo que ocurre con el modelo que hemos probado, y se agradece con sus pros y sus contras.
Evidentemente, lo que salta a la vista nada más ver el ZTE Axon M es su pantalla dual plegable. Esta no se dobla, sino que incluye una bisagra que permite doblarla para que su aspecto sea el habitual -con un grosor por encima de la media como es lógico- y, si se abre es posible darle uso combinado y poder extender en ambos componentes lo que se ve o que cada uno de ellos muestre cosas distintas, por poner un ejemplo. El caso, es que los paneles de 5,2 pulgadas en cada caso, son tipo IPS y ofrecen una resolución Full HD con protección Gorilla Glass 5 (y, este, no es un detalle menor precisamente).
En el interior del ZTE Axon M existe un procesador de Qualcomm, concretamente un Snapdragon 821, que sin ser el más potente del fabricante -este era el caso en el año 2016- sí que permite un comportamiento bastante bueno en líneas generales. En lo referente a la RAM, la cantidad elegida para este modelo es de 4 GB, por lo que Android Nougat se ejecuta con solvencia. Por cierto, bien en el almacenamiento interno, ya que como se ve en la ficha del ZTE Axon M, este es de 64 gigas ampliable.
Análisis completo del ZTE Axon M
Lo cierto es que este smartphone de ZTE tiene algunas particularidades, como por ejemplo el que sólo dispone de una cámara de 20 megapíxeles que hace las funciones de principal y para selfies -según esté o no abierta la segunda pantalla-. Por cierto, que el lector de huellas y los botones hardware están en un lugar no muy habitual, lo que es característico del ZTE Axon M. A este modelo no le falta puerto USB tipo C y un sonido de buena calidad ya que es compatible con Dolby Atmos.