Del iPad Pro se han dicho muchas cosas en los últimos tiempos y la verdad es que desde el día que fue presentado, ha sido el objeto de infinidad de críticas, entre otras cosas, porque a día de hoy sigue siendo un misterio cómo Apple lo va a encajar en el complejo mercado de tablets. Un segmento que sigue estancado en ventas y que este monstruo de casi 13 pulgadas estaría buscando reactivar.
Dos semanas con él a cuestas
Hay que decir que en este tiempo hemos podido comprobar tanto lo bueno como lo malo de un dispositivo que por precio y rendimiento quiere equipararse a lo que ofrecen soluciones más completas como ciertos ordenadores portátiles, o ese todo en uno que es la Surface de Microsoft.
Lo primero que hay que decir es que el iPad Pro no es un portátil y tampoco se le acerca en prestaciones ya que como todos sabéis sigue siendo un Tablet, con todo lo bueno y malo que eso significa. De lo primero hay que reseñar su facilidad de manejo, de arrancarlo y ponerlo en marcha mientras que en lo segundo destaca sobre todo sus limitaciones para llevar a cabo ciertas tareas.
Manejo
En este punto no estamos ante un dispositivo pesado, que sea imposible de mantener en vilo para leer tranquilamente en un sillón. Es manejable y sorprende lo poco que pesa para lo grande que es y por ese lado se nota ese afán que siempre tiene Apple por convertir en accesibles conceptos que otros fabricarían como si fueran monstruos. Eso sí, su transportabilidad se pierde bastante y deja de ser una opción llevarlo por la calle o meterlo en nuestra bolsa de trabajo. Ocupa casi tanto como un Macbook de 13 pulgadas por lo que, o lleváis un buen maletín, o mejor dejarlo en casa.
Eso sí, una vez dicho esto, el iPad Pro es el primer Tablet de Apple diseñado para utilizarse en horizontal, con el botón Home a derecha o izquierda y siempre con la pantalla partida para tener dos cosas abiertas a la vez. De lo contrario en vertical es demasiado molesto para leer porque el tamaño que tienen las páginas llega a ser apabullante y tenemos la sensación de que los ojos no nos dan abasto con tanto pixels alrededor.
Aplicaciones
Del mismo modo que ocurrió en su día con el iPhone 5 y esos pixels de más arriba y abajo, o con los iPhone 6, todavía muchas aplicaciones no siguen aprovechando el enorme panel del Tablet llegando a colocar en pantalla teclados tan grandes que nos caben en cada tecla más de un dedo a la vez.
Hay casos sangrantes de interfaces que no están adaptados como es Yomvi, donde la app interpreta que estamos con un móvil y hace más grandes todavía todos los elementos de pantalla.
En el caso de las páginas web, no es comprensible que con una pantalla que es más grande que la de muchos ordenadores se siga cargando el layout responsive de un iPhone. Es muy molesto.
Pero hay más casos de aplicaciones que no están optimizadas o no pueden utilizarse todavía en multitasking, una opción que en el iPad Pro es fundamental aunque fijaos en la paradoja: nos compramos un Tablet de (casi) 13 pulgadas para partir la pantalla por la mitad y acabar teniendo dos espacios tan grandes como los de un iPad Air 2 de 9,7’’.
Netflix, sin embargo, nos da una alegría ya que el contenido que tiene en 4K permite verlo mucho mejor en el iPad Pro que en cualquier otro iPad por lo que aquellos que tengan la suscripción más cara, no tendrán que esperarse para disfrutar de un (pseudo) UHD en casa si no tienen una TV compatible.
Por último, el interfaz de YouTube para el iPad Pro se mantiene como si de un iPhone se tratara por lo que toda la superficie disponible para incluir más elementos se desperdicia.
El interfaz
Seguramente esto es algo que podríamos conectarlo con el punto anterior, el de las aplicaciones, porque está muy vinculado ya que iOS 9 se ve tal cual lo podamos llevar en un iPhone o cualquier otro iPad.
A todas luces es insuficiente tener solo cuatro iconos por fila y cinco por columna (en vertical), o al revés (en horizontal), en un pantallón de 13 pulgadas y nos recuerda a aquellos primeros tablets Android con Gingerbread que simplemente hacían más grande el interfaz de los móviles, sin aprovechar el mayor tamaño de las pantallas.
Es incomprensible que Apple no haya caído en que la instalación de iOS 9 debe ser en el iPad Pro distinta a la del resto de sus tablets y esta es una tarea que tendrá que corregir tarde o temprano.
Esto produce la sensación de que se desperdicia espacio de pantalla y que en realidad simplemente tenemos un Tablet más grande, no un dispositivo verdaderamente optimizado y que nos pueda solucionar los obstáculos que nos ofrece el trabajo a diario y que necesitan de una solución verdaderamente profesional.
Sonido
Sin duda es el gran salto que ha dado el iPad Pro respecto de cualquier otro Tablet y móvil de Apple: los cuatro altavoces son una auténtica maravilla y no solo percibimos un extraordinario efecto estéreo al ver películas, o escuchar música, o ejecutar un juego, sino que respeta los matices de cada efecto de sonido haciéndolos perceptibles y con un volumen que puede llegar a ser atronador.
Además, es de agradecer que sea el propio iPad Pro el que, en función de la posición en la que tengamos el Tablet, sea capaz de cambiar los canales izquierdo y derecho en cada momento, de forma automática.
Productividad
Aquí llega el quiz de la cuestión ya que un producto que lleva la coletilla de Pro, podría parecer que está especialmente preparado para el ámbito profesional pero como os decimos, todavía le faltan mucho para llegar a tanto.
Eso sí, seguramente a instancias de Apple los desarrolladores de apps de ofimática como Microsoft con su Office 365 y Adobe con su suite de edición fotográfica y vídeo han añadido todo tipo de opciones para permitirnos guardar fácilmente todo lo que hagamos e incluso interactuar con la multipantalla copiando y pegando elementos de un lado a otro.
Este es seguramente la aportación más seria del iPad Pro a un sector, el de los que trabajan con un portátil a diario en cualquier parte, que todavía tiene mucho camino que recorrer porque no ofrece la versatilidad de un ordenador con Windows, Mac OS X o lo que sea.
Al final, todo el partido que podamos sacar (profesionalmente) de él dependen de las aplicaciones y estas siguen siendo las mismas que podemos llevar en un iPad Air 2 o un iPad mini 4. No hay diferencias salvo por el enorme tamaño de la pantalla y que la suavidad de todos los procesos viene acelerada por ese chip A9X que incorpora, y que se nota.
Batería
El iPad Pro, incluso en sesiones largas de uso dibujando, navegando, viendo vídeos o realizando cualquier otra tarea aguanta todo un día sin problemas y su batería parece agotarse con menor velocidad que en un iPad normal. Podría tener que ver el hecho de que tenemos el modelo Wifi y todo lo que consume la conexión de datos nos lo ahorramos.
En definitiva…
El iPad Pro es un Tablet más grande pero no es, de momento, ningún dispositivo que se lancen a comprar los profesionales que usan a diario un portátil. Por facilidad de manejo y por las limitaciones propias de un OS como es iOS 9, a Apple solo le queda para que el terminal funcione que el aluvión de aplicaciones se actualice y ofrezca una funcionalidad que no está disponible en otras plataformas.
Comprar un iPad Pro para trabajar no tiene ningún sentido y como Tablet se queda demasiado grande para llevarlo encima a todas partes o manejarlo con facilidad en casa. Es demasiado aparatoso y, lo peor de todo, muchísimas aplicaciones siguen esperando una actualización para aprovechar realmente las 13 pulgadas de su pantalla.
Estamos ante un producto cojo, que no tiene sentido tal y como ha salido al mercado y que, por desgracia, se convierte en el segundo lanzamiento de 2015 de Apple (junto con al Watch) que parece llegar a las tiendas en versión Beta, inacabado, como si esperaran a que fueran sus clientes los que, a base de probarlo, le señalen el camino a los de Tim Cook de por dónde debe evolucionar este iPad Pro.
Y que conste que uno es applelero… 😉