Los teléfonos actuales se han convertido en algo más que unos simples dispositivos que permiten realizar llamadas. Y no nos referimos a que ofrezcan más utilidades, que también. De lo que hablamos es que han pasado a ser productos diferenciadores y de estilo de vida… lo que comúnmente se conoce como iconos.
Existen ejemplos de productos de este tipo, como por ejemplo las joyas o los coches. Y, poco a poco, los nuevos smartphones están adquiriendo una representación para los usuarios muy similar y, por ello, los terminales se utilizan y muestran como parte de la “forma de ser” y de las tendencias que se siguen. Un ejemplo de esto es ver cómo se colocan los teléfonos de forma siempre visible o la pregunta “¿eres de Apple o de Android?” (que bien se puede cambiar por si te gustan más los Ferrari o los Porsche).
Bien es cierto que el salto a ser algo más que meros productos, ha tendido muchos efectos positivos, como el posicionar al mercado de la telefonía a la altura de otros más reputados y conseguir dotar a este segmento de una madurez que, posiblemente, se hubiera tardado muchos más años en conseguir. Pero también ha tenido “daños colaterales”, como puede ser que el mercado se polariza en extremos y el usuario en ocasiones no llega a apreciar de forma adecuada a todos los fabricantes que existen y que ofrecen buenos productos. El mejor ejemplo en este caso en la actualidad es HTC.
Pero este es el precio de pasar a ser un icono, y se paga, para bien o para mal. Y, además, esto lleva a que el propio mercado se redimensiona y adapta, algo que en la actualidad está pasando ya que los fabricantes se están dando cuenta de este fenómeno y están jugando sus cartas. Un ejemplo de ello es Nexus 4, que gracias a su excelente capacidad técnica y a su precio agresivo está en el camino de convertirse en un icono en el mercado, algo que a buen seguro Google buscaba.
Otros lo hicieron antes
Aparte del lanzamiento de iPhone de Apple, que supuso un antes y un después par el mundo de la telefonía y, también de la movilidad, el punto de inflexión fue la aparición de iPhone 4S y Samsung Galaxy S2. Ambos terminales se lanzaron al mercado con grandes expectativas, y no sólo en lo que a ventas se refiere.
Samsung intentó con Galaxy S2 ganarse una reputación como marca de primer nivel en el mundo de la tecnología y, por ello, apostó por un terminal de grandísimas prestaciones en su momento y generó una campaña de marketing para que fuera reconocido como tal. Y lo consiguió y, ahora, con Galaxy S3 en el mercado y con unas ventas de 30 millones de unidades, queda claro que la compañía coreana dio un paso efectivo y consiguió no vivir a la sombra de nadie.
Apple ha tenido un camino diferente, ya que fue la primera que consiguió un icono como tal con iPhone. Pero fue con el modelo 4S con el que dio el paso definitivo de cara a todo el mundo, la bolsa de New York incluida. Tener un teléfono de los de Cupertino ya significa algo más, da una distinción (como si se viste un traje de Armani), y los anuncios que se generaron para las campañas de publicidad, con personajes muy conocidos, ya dan un idea de lo que se quiere y se ha conseguido. Incluso, iPhone 5, sin ser lo que muchos podían esperar sigue siendo un icono entre los usuarios.
Por lo tanto, es evidente que el mercado está cambiando y que todos, sin excepción, deben realizar los movimientos correspondientes para tener su propio icono, como ha hecho LG con Nexus 4 por ejemplo. Bien es cierto que cada uno lo hará como crea conveniente, pero a buen seguro que el año 2013 será el de los teléfonos de referencia (flasgships).