El amplio mercado con el que cuenta actualmente Android obliga a Google a mantener un alto grado de expectativa en lo que actualizaciones del sistema operativo se refiere. No se trata de lealtad del usuario hacia la compañía, sino al revés, de la empresa hacia sus clientes, a los que tiene que cuidar ofreciendo soluciones rápidas y eficientes a sus demandas.
El mercado tecnológico está dividido en dos, los terminales con Android y Apple con sistema operativo propio, iOS. Dos maneras muy diferentes de entender la filosofía de empresa. Por un lado, la compañía de la manzana ha logrado una fidelidad tal que, incluso, llega al punto de convertir al cliente en un comprador irracional cuando se presenta un nuevo producto. Por otro, los fabricantes que implementan Android, que han emprendido una carrera que parece dedicada a ver quién es el que lanza el terminal más grande, más novedoso, más actual… Parte de esta situación tiene que ver con el ciclo lógico de desarrollo de la tecnología móvil que, con su relativa juventud, está sujeta a cambios frenéticos que consiguen que un producto se convierta en algo obsoleto en pocos meses.
La deslealtad de Android
Escrita esta introducción sobre los cambios tecnológicos a los que nos tenemos que enfrentar los usuarios día a día, nos ha parecido muy interesante el enfoque de Dan Gillmor en The Guardian. Este periodista es de la opinión de que la rápida obsolescencia de los productos tiene que ver más con las decisiones corporativas que con la innovación tecnológica. Todas las empresas relacionadas con la industria móvil están jugando dentro de un sistema que, según él, es claramente hostil al cliente. Y añade que esto es especialmente cierto cuando nos referimos al ecosistema Android, donde la deslealtad a los clientes es una práctica habitual, y por tanto, una de las ventajas competitivas de Apple. ¿Dónde está la mencionada deslealtad? Pues en aquellos dispositivos que se compran los usuarios, con la promesa de una actualización, y se queda en eso, en una promesa tras meses e incluso, años, de espera.
La compañía, en alusión a Google creador de Android, ha prometido en numerosas ocasiones poner en orden el mercado de terminales que implementan este sistema operativo. Es decir, que las actualización a los equipos lleguen en un plazo de tiempo razonable. Pero la realidad es bien distinta, la mayoría de los fabricantes de dispositivos Android y las compañías de telecomunicaciones, parecen estar haciendo pocos esfuerzos por mantener los sistemas operativos al día, sugiriendo muchas veces la compra de un nuevo hardware como forma de actualizar el equipo.
Este proceso es complicado, sí, lo es. Pero en cierta manera son los fabricantes y los operadores los que han conseguido que esto sea así, entre otras cosas “amontonando” capas de software propias sobre el sistema operativo, lo cual requiere muchas más pruebas, y por tanto, tiempo, antes de lanzar una actualización. A los usuarios de Android les queda una alternativa de riesgo, y es actualizar el OS mediante el software creado por la comunidad Android de hackers con este fin, como XDA Developers. Pero esta es una solución que no está al alcance, por conocimientos, de todo el mundo, y debería ser, primero Google, y luego fabricantes y operadores, los que pusieran un poco de orden en este desbarajuste. Igual en este aspecto, Android debería aprender de Apple.