
No se puede negar que la puesta a la venta del iPhone se ha elevado a la categoría de evento mediático. Un día, el de ayer, que ha dado paso a la venta del modelo de Apple. Un día lleno de anécdotas y situaciones no convencionales que nada tienen que ver con los que estamos acostumbrados en el mundo de la tecnología.
Hay que estar verdaderamente pirríado por el iPhone para volar desde Dubai hasta Regent Street, una de las zonas comerciales de Londres, para hacerse con uno. Alex Lee lo hizo y tiene 27 años. Un ejemplo más de toda esta tropa de gente que ha estados dispuesto a colocarse en la cola muy pronto.
Desde la 4,30
Eran las 4,30 de la mañana en el país de Obama y los primeros fans acampaban para hacer con el último juguete de Steve Jobs. No les valía tenerlo dentro de una semana o un mes, sin colas, sin sufrimiento, lo quería ya y el camino a modo de peregrinación tecnológica solo era uno. Dormir en la calle, sentirse un homeless y esperar la apertura de la Apple Store de turno. Dicho hecho. Un hecho ya de por si destacable, pero más aún en el caso de Chicago, donde una tormenta caía de plano sobre la ciudad con tanta intensidad que sonaron hasta las alarmas que avisan de posibles tornados. Es la vida. A cambio los empleados de las 200 tiendas que Apple tienen en USA repartieron café, bebidas, bollos y hasta pasteles entre las personas que aguardaban para comprarlo.
Negocio en la cola
En esas colas de espera no han faltado un año más los avispados. Nos referimos a los iPhone waiters como ya se les apodó en los primeros modelos. Es el caso de Jordan Richardson, quien bajo la tormenta de Chicago aguantó toda la noche para a pocos minutos de la apertura de la tienda vendió su sitio por 500 dólares. Ahí no acaba todo, un poco más atrás compró un nuevo lugar en la cola por 200 euros. Genial, tendrá el iPhone 4 gratis y encima ha ganado dinero. Las colas han sido uno de los atractivos matutinos de las diferentes ciudades. En Santa Mónica una mujer no salía de su asombro al ver a los jóvenes durmiendo en medio de la ciudad. Aseguraba que le gustaban los modelos de Apple, que los compra, pero nunca dormiría en la calle por comprar uno de ellos.
Fuera de anécdotas y curiosidades el iPhone 4 es evidente que sigue vendiendo bien, que va camino de agotarse en varios países y que calca el camino marcado por las anteriores versiones. Un modelo que como hemos comentado aporta con las controladas excentricidades de sus seguidores un poco más de color a este competitivo mundo de la tecnología.