Lo último fue la carga rápida y lo próximo será cargar el móvil con tu cuerpo
Muchas veces nos hemos imaginado el futuro, o hemos visto alguna película de ciencia ficción, y nos ha impresionado como puede ser la tecnología en una época avanzada con una tecnología inexistente en el presente. Parece que alguna de esas cosas están llegando a nuestro tiempo, como puede ser una nueva tecnología de carga para dispositivos móviles a través del calor corporal.
Esta tecnología nos puede recordar a la fabulosa película Matrix, donde las máquinas extraían el calor corporal de las personas, es decir, éramos sus baterías. En realidad fue una idea brillante, no en favor de las máquinas, claro, sino en aprovechar la energía que todos desprendemos de forma indirecta para ciertos usos energéticos. Y de hecho, esto está más cerca de convertirse en realidad gracias a los avances tecnológicos de un equipo de investigadores de la Universidad de Washington, liderado por el profesor Mohammad Malakooti.
El equipo ha desarrollado un prototipo que es capaz de convertir el calor corporal en energía eléctrica, una innovación que promete transformar el modo en que cargamos dispositivos como móviles o relojes. Aunque todavía se encuentra en fase experimental, los resultados del estudio, publicados en la revista Advanced Materials, muestran un gran potencial de esta tecnología y sus posibles avances.
Transformando calor en energía: el futuro de los dispositivos portátiles
Este innovador dispositivo se basa en una nueva generación de convertidores termoeléctricos que, a diferencia de sus predecesores rígidos y frágiles, están diseñados para ser flexibles y adaptables al cuerpo humano. Hasta ahora los conductores no eran flexibles o incluso llegaban a abultar demasiado, por lo que no era algo realmente funcional. Lo que destaca de este nuevo desarrollo es que el dispositivo puede estirarse hasta 2.000 veces sin perder su capacidad de generar energía.
El dispositivo cuenta con tres capas: en el centro, se encuentran los semiconductores que transforman el calor en electricidad; la segunda capa está fabricada con un material compuesto impreso en 3D, que aumenta la eficiencia energética y reduce el peso del accesorio; por último, la capa externa está hecha de trazas de metal líquido, que además de ser elástica y conductiva, tiene la capacidad de autorrepararse por lo que es perfectamente ajustable a cualquier tamaño o al hecho de quitar y ponerse la prenda que integre este invento.
Potencial más allá de los smartphones
Aunque la idea de cargar nuestro móvil con el calor corporal resulta ya de por sí fascinante, esta tecnología va más allá. El profesor Malakooti vislumbra aplicaciones más amplias, como la recuperación del calor residual de equipos electrónicos o servidores en centros de datos. En un contexto donde la preocupación medioambiental llena los periódicos, la capacidad de aprovechar el calor residual no solo mejoraría la eficiencia energética, sino que también podría reducir el consumo de energía y las emisiones contaminantes del planeta entero.
En resumen, esta tecnología no solo cambiaría cómo cargamos nuestros dispositivos, sino que podría tener un impacto muy importante en la sostenibilidad medioambiental a medio y largo plazo, aprovechando mejor los recursos energéticos disponibles, aunque nosotros también nos convirtamos en un recurso para recargar nuestros propios dispositivos.