El verano es la época perfecta para disfrutar del tiempo libre e ir a la playa, o también a la piscina. Si tienes un smartwatch, seguramente te estarás preguntando si puedes nadar con él puesto, así que hoy te enseñamos a saber si tu reloj es resistente al agua o puedes estropearlo por completo. Muchos creen que saben la respuesta, pero nada más lejos de la realidad.
Todos los relojes cuentan con una certificación que indica la resistencia tanto al polvo como al agua. Sin embargo, la gran mayoría no presta atención a este detalle, y si lo hace, pasa por alto muchos factores que son determinantes. Es por ello por lo que, antes de zambullirte en el agua con el smartwatch puesto, te recomendamos saber esto.
Conoce el grado de resistencia al agua del reloj
En primer lugar, vamos con lo básico. Todos los relojes cuentan con dos tipos de certificación: IP y ATM. La primera hace referencia a la ya mencionada resistencia frente al polvo y agua, mientras que la segunda indica la profundidad que puede alcanzar el dispositivo. Estar al tanto de estos dos aspectos resulta importantísimo para no estropear tu smartwatch, ya que un reloj con IP68 puede sumergirse y uno con IP67 solo es apto para salpicaduras e inmersiones de corta duración.
Asimismo, la mayoría de los relojes inteligentes cuentan con una resistencia de 5 ATM, lo que permite inmersiones de hasta 50 metros en agua dulce. No obstante, aquí radica el aspecto más importante de las certificaciones y es que ninguna de las dos contempla el daño que puede causar la sal del agua de la playa o el color de las piscinas.
El agua saluda es tu principal enemigo
Pese a que las especificaciones de tu smartwatch dicen que tiene certificación IP68 y 5 ATM, el agua del mar es bastante más agresiva que el agua dulce. Esto quiere decir que puede dañar el dispositivo por completo e impedir su funcionamiento adecuadamente. El principal motivo por el que esto ocurre es porque la sal del agua puede corroer los componentes del reloj, así como penetrar en pequeñas aberturas y acelerar el desgaste de las piezas.
El salitre se acumula y deja residuos que pueden afectar no solo al rendimiento del smartwatch, sino también a su apariencia. Es por esta misma razón por la que resulta aconsejable evitar sumergir el reloj en el agua en todo momento y enjuagarlo cuanto antes si se ha mojado sin que te des cuenta.
Tampoco hay que pasar por alto la arena de la playa, ya que puede convertirse en otro de los grandes inconvenientes de tu reloj inteligente. La arena no es como el polvo, sino que puede introducirse en las ranuras de los botones y altavoces, además de rayar la pantalla si no está bien protegida. Esto sin obviar que puede afectar al rendimiento de los sensores si están cubiertos de una capa fina de arena.
Nuestra recomendación es que uses con precaución tu smartwatch en la playa, ya que no todos los relojes pueden soportar las condiciones del agua y la arena. Lo mejor que puedes hacer es consultar directamente al fabricante para salir de dudas o dejar tu reloj en casa cuando pretendas ir a la playa, así te ahorrarás un disgusto enorme.