Hoy en día, quien más y quien menos sabe lo importante que es crear una contraseña segura, que no sea la clásica de ‘1234’. Es la única y mejor opción que tenemos de proteger desde nuestras cuentas de correo hasta el acceso a servicios bancarios, redes sociales o plataformas de streaming.
Una contraseña es la primera línea de defensa ante ataques de terceros, pero no todas las contraseñas ofrecen el mismo nivel de protección y muchas de las más usadas son increíblemente fáciles de adivinar. De hecho, aunque lo hemos citado como broma, “123456” es una de las contraseñas más usadas en el mundo, seguida de “qwerty” o incluso “password”. Estas so contraseñas tan comunes como inseguras.
Hoy no vamos a repetir lo que ya hemos dicho muchas veces ni las claves para crear la contraseña perfecta con la que protegernos, pero sí que podemos recordar que debe tener al menos 12 caracteres e incluir una combinación de letras mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Así, si tu mascota, por ejemplo, se llama Toby, no uses ‘Toby’ de contraseña, sino ‘T90oB!(.y2023’ por ejemplo, mezclando letras, números y caracteres especiales. Incluso cuando creamos contraseñas para sitios menos importantes, no deberíamos caer en el error de repetir combinaciones o simplificarlas por comodidad.
Otra opción es usar los gestores de contraseñas que ya recomiendan Google o Apple para que podamos usar claves complejas sin necesidad de memorizarlas todas ya que otra medida de protección evitar a toda costa repetir las mismas claves en varios servicios, ya que un fallo en uno puede comprometer todo.
La Ñ: el arma secreta española para contraseñas seguras
Pero, a la hora de hablar de claves seguras, en España tenemos una ventaja única a la hora de crear claves: la letra “Ñ”. Esta letra no solo es exclusiva del idioma español, sino que también es completamente ajena a la mayoría de los diccionarios de palabras utilizados por herramientas automáticas de descifrado. Esto significa que incluir la “Ñ” en una contraseña la hace automáticamente más difícil de romper, ya que muchos sistemas de ataque no están programados para considerarla como una letra válida.
Por ejemplo, en vez de poner “senorita123”, puedes usar “seÑorita_123!”, lo cual añade un nivel de complejidad considerable. Lo mismo ocurre con palabras como “aÑadir”, “peÑón”, o incluso nombres propios adaptados como “caÑete” o “muÑoz”. En todos estos casos, la “Ñ” introduce un carácter especial que escapa a los esquemas tradicionales anglosajones de contraseñas.
Además, la “Ñ” suele estar ausente en teclados internacionales, tanto físicos como digitales, lo que implica que incluso en ataques que usan teclados como keyloggers o scripts automatizados, los resultados pueden fallar si el sistema no reconoce adecuadamente este carácter.
Esta peculiaridad convierte a la “Ñ” en una herramienta sutil pero poderosa para reforzar nuestra seguridad digital, así que, la próxima vez que tengas que crear una contraseña nueva, recuerda: la mejor estrategia combina creatividad, longitud, complejidad… y, si puedes, una buena “Ñ” que deje claro que en España sabemos muy bien como protegernos ante accesos no autorizados.