Lo bueno y lo malo del Samsung Galaxy S25: tiene dos problemas que pasan desapercibidos

Samsung ha presentado en enero de 2025 su nuevo Galaxy S25, un teléfono compacto que reúne un diseño ligero, pantalla dinámica LTPO AMOLED de 120 Hz y un procesador Snapdragon 8 Elite. Sin embargo, la serie incluye también el S25+ y el S25 Ultra, modelos de mayor tamaño, prestaciones y versatilidad para el día a día que invitan a subir de nivel sin más.
Las virtudes del Galaxy S25 son muchas, como por ejemplo su ergonomía y peso realmente ligero para lo sofisticado que es, el panel Dynamic LTPO AMOLED 2X con refresco adaptativo de 1–120 Hz, la potencia del procesador, autonomía muy buena con carga rápida de 25 W y sistema de cámaras de calidad. Sin embargo, la serie ofrece versiones Plus y Ultra que son mucho más completas con extras exclusivos que nos invitan a invertir un poco más por obtener lo mejor.
Samsung Galaxy S25 es un móvil que marca época
El Galaxy S25 destaca por su chasis de aluminio Armor mate y trasera de cristal protegida con Gorilla Glass Victus 2. Con unas dimensiones de 146,9 × 70,5 × 7,2 mm y un peso de tan solo 162 g, te ofrece comodidad para un uso prolongado. Mantiene una estética marca de la casa dentro de la gama alta de Samsung.
La pantalla Dynamic LTPO AMOLED 2X de 6,2 pulgadas ofrece resolución de 2340 × 1080 píxeles, HDR10+ y una tasa de refresco de hasta 120 Hz que combina fluidez y eficiencia energética. Con un pico de brillo de 2.600 nits, te garantiza una gran visión incluso a plena luz del sol. Bajo el capó, el chipset Snapdragon 8 Elite de 3 nm con 12 GB de RAM te asegura una experiencia extraordinaria, mejorando hasta un 40 % el rendimiento respecto a la generación anterior.
A nivel de sistema, Samsung equipa el S25 con Android 15 y One UI 7, que integra Google Gemini para funciones de IA con sugerencias de texto en teclado, edición generativa en la cámara y respuestas inteligentes en notificaciones. Además, garantiza hasta siete años de actualizaciones de Android y cinco años de parches de seguridad, alargando la vida útil del dispositivo frente a la mayoría de competidores.
En el apartado fotográfico el S25 presenta un sensor principal de 50 MP con f/1.8 y OIS, un teleobjetivo de 10 MP con zoom óptico 3× y estabilización, y un ultra gran angular de 12 MP para tomas panorámicas. La cámara frontal de 12 MP f/2.2, además graba en 4K a 60 fps y añade modos como Retrato y Noche que son realmente útiles, respaldados por procesamiento con IA que realza la nitidez en condiciones de baja luz.
Lo malo que tiene el S25
A pesar de sus aciertos, el Galaxy S25 queda por debajo frente al S25+ y el S25 Ultra, que presumen pantallas más grandes, baterías de mayor capacidad, carga rápida de 45 W y cámaras con sensores de hasta 200 MP. Esto convierte al modelo base en una buena opción para los que priorizan la portabilidad, pero hace difícil no volverse loco por tener la versión Plus o Ultra, con características que llevan la experiencia un paso más allá. De hecho, a nivel de pantalla, si la comparamos con las 6,86 pulgadas de la versión Ultra, la verdad es que es una diferencia extraordinaria.
Con una batería de 4.000 mAh, el S25 permite recargas a buena velocidad gracias a sus 25 W de carga rápida y 15 W inalámbricos. En apenas 25 minutos alcanza el 50 % de carga, ideal para quienes necesitan recuperar energía sobre la marcha. Además, incorpora carga inversa de 4,5 W para accesorios. Aunque su capacidad es inferior a la del S25+ de 4.900 mAh y el S25 Ultra de 5.000 mAh.
