Sony no podía haber encontrado una mejor forma de iniciar su nueva etapa desde que se hiciese con el control de la extinta Sony Ericsson en el mercado de los smartphones que con el Sony Xperia S. Después de probarlo en profundidad podemos afirmar que se trata de un equipo a la altura de las circunstancias, con una pantalla que cumple a la perfección, una cámara delicatessen que realza un ya de por sí marcado rendimiento multimedia y un diseño muy personal, a la vez que elegante.
Existe una continuidad visible con los anteriores Sony Ericsson, tales como los Xperia Arc o Xperia Ray. Sin embargo, el Sony Xperia S ofrece un cambio un tanto especial que logra ponernos en órbita. Se trata de un teléfono de nueva generación que tiene la misión de representar el cambio imprimido por Sony a la filial de telefonía. Sus rasgos afilados y la innovadora barra trasparente en la parte inferior ofrecen un diseño basado en los mínimos detalles que veremos con frecuencia en los nuevos modelos incluidos en la gama Xperia NXT. Además, tal y como podremos comprobar, el hardware que atesora lo convertirán por méritos propios en un modelo sumamente interesante.
El súmmun
A pesar de que ya hicimos una primera toma de contacto hace algo más de una semana, no podemos por menos de incidir de nuevo en la terminación de la carcasa del nuevo Xperia S y la imponente imagen en conjunto de este “atlético” smartphone. La parte frontal es discreta a pesar de dar cabida a una generosa pantalla de 4.3 pulgadas que a su vez, apagada, se muestra como una parte más del estético cuerpo del terminal gracias a su opaco color negro azabache.
El conjunto también se ve realzado con el toque moderno que ofrece la banda de plástico translúcido que encontramos a la altura de la botonera táctil, por cierto, imperceptibles en un primer momento. Solo cuando despertemos a la bestia pulsando el botón de desbloqueo (o botón de encendido y apagado) nos podremos guiar por las luces LED de color blanco que decoran dicha franja de plástico, en la que podremos apreciar en su interior los iconos de los botones retroceso, home y menú. En realidad no es que encontremos los botones táctiles en esta zona, sino que nos debemos centrar en la parte inmediatamente superior. La estampa de este sistema luminoso es espectacular en ambientes oscuros, aunque al principio requerirá un pequeño esfuerzo por nuestra parte para situar el centro de su superficie si queremos que reaccione con inmediatez a nuestras órdenes.
La parte trasera no es extravagante, pero sí inconfundible por su tacto y material plástico de aspecto mate, tratado para evitar las huellas dactilares Digamos que su efectividad es suficiente como para no tener que limpiar el dispositivo frecuentemente, aunque no nos libra del todo de esta tarea. De un primer vistazo, por tacto y aspecto, se nos viene a la mente el acabado de la carcasa de policarbonato del Nokia Lumia 800.
En la parte más alta tiene presencia la cámara de 12 megapíxeles (y su respectivo flash LED), que como podremos ver más adelante es uno de los elementos protagonistas del smartphone japonés. El único pero que podríamos reprochar al fabricante nipón a nivel funcional, en relación al diseño del dispositivo, es la disposición de los botones de volumen, ya que su uso puede llegar a ser un tanto incómodo a la hora de ejecutar su función principal. No obstante, la justificación podríamos encontrarla a la hora de aplicar el zoom digital en la captura de fotografías, ya que estas teclas están asignadas igualmente a esta función. Asimismo la posición de la toma jack de 3.5 milímetros para los cascos puede suponernos un ligero inconveniente a la hora de desbloquear el terminal, al menos con la conexión en forma de codo de los auriculares de serie, aunque se soluciona girando la clavija. Como apreciación, no habría estado mal que la forma del refuerzo del cable a la entrada del jack hubiese sido recta para evitar entorpecer la presión del botón de encendido.
Reality Display, nitidez y alta resolución con Mobile BRAVIA Engine
Ya hemos dejado claro que la estampa del Sony Xperia S es realmente impactante. ¿Va en consonancia el hardware que atesora en su interior? Para extraer las primeras conclusiones en esta parcela tenemos que centrarnos en los elementos más destacados de este Sony Xperia S. Cómo no, nos detenemos en primer lugar para examinar las características y prestaciones de su pantalla. Sin duda es uno de los elementos que más peso tienen en el smartphone. Ya no solo por sus dimensiones de 4.3 pulgadas, que se han convertido en la medida estándar para los terminales de alta gama, sino por los pequeños detalles que nos ofrece.
En primer lugar, cuando encendemos el display por primera vez no son los colores ni el brillo lo que más nos impresiona, sino su definición y por ende, su densidad de puntos. El Sony Xperia S inicia su andadura con una pantalla de alta definición, con sus nada desdeñables 1280 x 720 píxeles y su aún más impactante densidad de 342 puntos por pulgada. Estas características se traducen en imágenes y texto nítidos, semejantes a los resultados que nos ofrecía anteriormente la pantalla Retina de las últimas versiones del iPhone de Apple. No tenemos que “trastear” demasiado con el móvil para darnos cuenta de a nitidez anteriormente comentada. Tan solo con acceder a la pantalla principal y observar tanto iconos como textos podemos apreciar la calidad de la imagen. Esta sensación es potenciada a la hora de navegar por Internet, donde los textos sobre fondo blanco predominan. No importa el nivel de zoom que apliquemos sobre este tipo de contenidos. Si la calidad del texto lo permite, nunca llegaremos a ver letras sesgadas.
Respecto al nivel de brillo, la pantalla Reality Display rinde a buen nivel, tanto que puede parecer excesivo por el contraste creado entre las letras blancas y el fondo grisáceo del menú. En cuanto a los ángulos de visión, aunque no es un factor determinante en un smartphone, al menos no tanto como en el caso de una TV o monitor, la naturaleza del panel nos regala una pequeña neblina si inclinamos en exceso el smartphone. Como decimos, el efecto no es molesto en el uso normal del terminal. El punto que debemos enfatizar con más ahínco es la tonalidad, la reproducción del color. Aquí la tecnología propietaria que incluye, Mobile BRAVIA Engine, echa el resto y nos sorprende con unos colores muy naturales. Realmente donde podemos apreciar el efecto es en la reproducción de fotos y vídeos. En este punto, la Retina Display del iPhone 4S, que a priori es la que podría ofrecer un colorido con la misma fidelidad respecto a la realidad, no es rival. Frente a las pantallas Super AMOLED Plus del Samsung Galaxy S2 ya es cuestión de gustos y preferencias, pues ya es conocida la saturación del color en las pantallas OLED de Samsung. No obstante, queda fuera de toda duda que la intensidad de los negros recae en “territorio coreano”, tal y como podemos apreciar en las fotografías.