¿Se hará algún día realidad la quimera de un smartphone con una autonomía de una semana? Las propiedades químicas de la batería de litio, la más extendida actualmente, es la mayor limitación a la que se enfrenta la ciencia. Un reto al que unos científicos de la Universidad de Birmingham han plantado cara y, tras diferentes experimentos, proponen el sodio como elemento mágico para aumentar un 700% la capacidad de las actuales baterías.
Desde hace años, hemos sido testigos de multitud de estudios que pretenden aumentar la densidad de las baterías de iones de litio, así como reducir el tiempo de carga de las mismas. Una gran necesidad dado el uso tan extendido en dispositivos electrónicos y limitaciones propias del almacenaje de la energía eléctrica. En este sentido, la búsqueda de nuevos materiales es incesante y el sodio puede ser una de las soluciones a medio plazo, según el último informe publicado por la Universidad de Birmingham.
Baterías con hasta un 700% más de carga
Por el momento, no es un modelo comercial, sino una simulación en la que se ha logrado encontrar la fórmula para incluir de forma estable el sodio en la composición de la batería. Sin embargo, los retos que han tenido que sortear los científicos de la Universidad de Birmingham no han sido pocos, empezando por el mayor tamaño de los átomos de sodio en comparación con los de litio.
Para tal propósito, ha sido necesario encontrar otro material para el ánodo de la batería, distinto al grafito. Por cualidades y disposición atómica, los investigadores han concluido que un derivado del fósforo puede suplirlo con garantías. A cambio, la utilización de sodio en el cátodo propicia, por sus características, que la batería pueda aumentar su capacidad de carga en torno a un 700% respecto a la carga que puede ofrecer una batería de iones de litio de similar volumen.
Más barato y abundante
Tal y como ya hemos indicado, el modelo diseñado en el laboratorio por los británicos es esperanzador y podría colocarse en unos años como una de las grandes alternativas a las baterías de litio.
Y es que, tanto el sodio como el fósforo son dos elementos abundantes y baratos, en contraposición del litio, que se coloca como un factor limitante a día de hoy. Una consecuencia directa es el gran aumento de la demanda de baterías debido al creciente mercado de productos electrónicos y, en especial, la explosión del incipiente sector de los coches híbridos y eléctricos.
Así pues, quedan por delante años apasionantes para comprobar si finalmente la batería de iones de sodio se impone por características y mejoras respecto a las prestaciones y cualidades de las de litio. Al fin y al cabo, el proceso de depuración de las baterías de iones de litio hasta ser un producto comercial derivó en más de una década.