De nuevo, el titular no es una afirmación que hagamos nosotros, la hace una voz con bastante más peso no sólo en la industria, sino en Apple. Se trata de Ken Segall, que fue un consejero de primer nivel de Steve Jobs en toda la estrategia de la compañía a la vuelta de este y con el lanzamiento de los iPod, iPhone y iPad. Es también el que escribió el libro «Insanely Simple» en el que destacó como el crecimiento de Apple se debía a la obsesión de Jobs con la simplicidad, algo a lo que se le ha dado la espalda con Tim Cook.
Ken Segall fue uno de los artífices de campañas tan brillantes como la de «Think Different» y también es el que «bautizó» al iMac, por lo que, al menos, su opinión tiene un peso específico cuando dice que la política de Apple de ir nombrando a sus iPhone con el apellido «S» para las segundas versiones de cada generación es algo «absurdo» y sólo «ha contribuido a confundir a los clientes y hacer mucho más difícil para los responsables de marketing hacer su trabajo». Sobre todo, porque devalúa siempre una de las dos propuestas, la primera porque se sabe que la segunda llegará con mejores prestaciones y ésta, porque no nos sorprenderá su diseño.
Ahora hay «iCosas» y «Apple Cosas»
Sin embargo, esta opinión de Seagall, que se ha explayado en un artículo en The Guardian donde indica que ahora mismo, no es nueva y ya la expresó en 2013 en términos parecidos, indicando que los nombres de los productos de Apple eran «débiles» y «vergonzosos». Según Seagall, ahora mismo Apple tiene a la venta tres iPhone diferentes, cuatro iPads y tres Macbooks. Y para aumentar la ceremonia de la confusión, el Apple Watch viene en una infinidad de combinaciones de tamaños y correas. Además, Seagall critica que ahora los productos de Apple son de «dos clases», los que tienen el prefijo «i» o los que se laman Apple.
Apple ha dejado de buscar la «belleza de lo simple»
Según el experto, el que era un universo de simplicidad hace unos años ha explotado en un mundo complejo y se debe a que, principalmente, no está Steve Jobs. Su figura, indica Kegall, es irrepetible y Tim Cook, que recordemos es un gestor excelente, tiene que delegar en las áreas de diseño y marketing en otros expertos. Y cuando se multiplican las opiniones, todo se complica.
Y eso lo ve Segall, principalmente, reflejado en la nueva maquinaria de marketing de la compañía. La icónica campaña de las siluetas del iPod no se creó porque se le ocurriera a Steve Jobs, sino porque este confiaba en un pequeño grupo y en la agencia que siempre los había respaldado. Además, estaba involucrado en el proceso de toma de decisiones semana a semana.
No había cargos intermedios, ni diferentes niveles de aprobación o pruebas con grupos de usuarios. Tras la muerte de Steve Jobs, Apple ha creado una maquinaria enorme dentro de la compañía, donde se crean todos los recursos. Hay equipos de gente compitiendo entre ellos por crear nuevas campañas y, en esencia, Apple ha entrado en el juego de las grandes compañías en lugar de mantener un perfil más simple en este sentido.
Pero ¿realmente Apple sabe ser más simple?
El mercado y las industrias evolucionan. Recurrentemente, ahora que no está Steve Jobs, se recuerda su figura y lo que hacía. Sin embargo, el problema es que hay que pensar cómo era el entorno hace cinco o diez años. Nunca sabremos cómo se habría enfrentado el genio de Cupertino a cosas como las filtraciones en este mundo ultra-conectado o las mareas de opiniones en las redes sociales viendo las contestaciones que daba por correo, como el famoso «cógelo con la mano correcta» ¿os imagináis a un Steve Jobs desatado en Twitter? -.
Apple es la que es y tiene los problemas que tiene, que no son pocos. El más importante ya lo hemos comentado hace un tiempo, que todavía no se quita la sombra de su fundador de encima. Intentan encontrar una identidad que les permita mantenerse donde están y, volvemos a repetirlo, les hace falta el coraje para reconocer que lo tendrían que buscar fuera de las oficinas de la empresa.
¿Qué opináis vosotros? ¿Apple ha dejado de buscar la simplicidad de Jobs?