A estas alturas, a menos de 24 horas para que los de Cupertino presenten los resultados económicos registrados durante los tres primeros meses del año, ya se da por hecho que Apple venderá menos iPhones que durante el mismo periodo del año pasado. Según las últimas cifras se habla de un brusco descenso de hasta 11 millones de unidades. Si esta tendencia ya es de por sí importante porque significa que es la primera vez que Apple verá reducidos sus ingresos, más preocupante se coloca la predicción del conocido analista Ming-Chi Kuo, el cual avanza que el iPhone 7 no será el revulsivo de la firma dadas las escasas innovaciones que ofrecerá.
Esta misma mañana analizábamos en qué medida las ventas de Apple podrían verse afectadas tras confirmar la propia firma que se espera una bajada de las mismas. Según los datos recogidos por Bloomberg, la caída será notable puesto que hablaríamos de un descenso de hasta un 18%. En términos más concretos, se espera que Apple venda 50 millones de iPhones durante este último trimestre cuando el año pasado la compañía cerró filas con algo más de 61 millones.
Se acerca un punto de inflexión
Mañana será el momento de la verdad dado que el anuncio de los resultados económicos confirmará lo que parece un secreto a voces. Si ya durante los últimos tres meses de 2015 los californianos dieron muestras de que la venta de su máximo estandarte, el iPhone 6s, flaqueaba, el inicio de año será determinante para analizar la curva de decrecimiento. Desde ese momento Apple deberá afrontar las consecuencias en el mercado bursátil, con lo que ello implica. Los accionistas quieren rentabilidad y si el iPhone 6s no logra mantener el nivel de ingresos de la tecnológica (recordemos que es el máximo sustento de las arcas de la multinacional), la próxima generación de iPhone será determinante para el porvenir de Apple.
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En ese sentido el iPhone 7 será el que salga a la palestra y hasta que eso suceda –se dice que podría adelantarse unos meses para paliar la situación- existe un mar de dudas al respecto. Y es que el futuro modelo tiene la difícil papeleta de revertir la situación, algo que si bien al principio se creía que sucedería, la opinión fundamentada de uno de los analistas más relacionados con la marca no es precisamente optimista.
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Según recoge el último informe de Ming-Chi Kuo de la firma de inversiones KGI, no se esperan grandes cambios para la próxima generación de iPhone, al menos en lo que se refiere al diseño y estética de la carcasa. Esta información sugiere que el iPhone 7 podría parecerse peligrosamente al iPhone 6s. Si bien el aspecto visual del último de los iPhone es atractivo, se necesita un cambio que sirva de revulsivo y Apple no parece que vaya en esta línea con su nuevo modelo. Del mismo modo en el informe destinado a inversores apuntan que tampoco se esperan grandes novedades tecnológicas lo suficientemente atractivas como para convencer a los propietarios de las anteriores generaciones del terminal.
Si esto sucede, el resultado será que las ventas de Apple durante 2016 no mejorarán, sino que seguirán en declive, una situación atípica para la californiana que desde que lanzó la primera generación de iPhone no ha hecho otra cosa que crecer y crecer.