Cuando se anunció que WhatsApp iba a permitir realizar llamadas de voz a través de la tarifa de datos de internet (o Wifi), muchos se preguntaron cuánto duraría esa buena noticia ya que nos permitía no gastar un céntimo de más en nuestra factura telefónica, cosa que a las operadoras no les iba a hacer ninguna gracia. Y así está siendo.
De momento los principales países de Europa están resistiendo a la tentación de regular ese mercado y las operadoras, aunque han mostrado muchas veces su disgusto, andan todavía pensándose cómo atajar el problema de la manera más decorosa, sin que lastre su imagen de cara a los potenciales clientes.
En Marruecos se prohíben del todo
Pero claro, esta semana llegaba la noticia de que las autoridades marroquíes han respaldado (a través del organismo regulador) la decisión de las tres operadoras del país de cortar cualquier posibilidad de hacer llamadas de voz tanto con WhatsApp como con Viber o Skype, porque estas empresas/aplicaciones no cuentan con «licencias de telecomunicación» y, por lo tanto «no están habilitadas para ofrecer ese servicio».
Es más, en la resolución se afirma que estas aplicaciones producen un lucro cesante a las empresas que sí tienen esa licencia y por lo tanto no les permiten ofrecer el servicio de llamadas de voz. Es decir, se da como razón principal para prohibir esas llamadas VoIP el dinero que están perdiendo las operadoras.
¿Efecto dominó?
Podréis pensar que Marruecos nos pilla en otra realidad alejada de Europa y que esa decisión no nos afectará, pero no deja de ser una señal evidente del mar de fondo que se está produciendo alrededor de un fenómeno que se sirve de las redes e infraestructuras que construyen las operadoras de telefonía móvil.
Si el ejemplo se extiende, seguramente podríamos padecer una réplica en nuestro país, sobre todo en la parte de los contratos que todavía se rigen por la tarificación por minutos y que no cuentan con 100, 200 o más minutos prepagados con el contrato. Será en esos casos donde lleguen las restricciones porque de lo contrario, nos veríamos abocados a un veto generalizado que sería peor para el sector de las comunicaciones.
Veremos a ver cómo acaba la batalla pero está claro que los operadores van a mover ficha… tarde o temprano.